jueves, 31 de enero de 2013

Leer os hará libres

A veces, sobre todo cuando era más pequeña, la gente me decía, ¿pero tú para qué lees tanto?. Me hubiese gustado ser un poquito más pedante para poder contestar citando a don Quijote:

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.

Pensaréis que exagero. Puede ser. Pero todos los jueves voy a dar clases particulares de lengua a una niña cuyo mayor problema no es no saber hacer un análisis sintáctico o no aprenderse los temas de literatura. Es que no sabe hablar. Sí, así como os lo cuento, con casi dieciocho añitos la criatura no sabe hablar. Sabe emitir palabras, sabe construir frases -a veces-, sabe comunicarse de una manera más o menos rudimentaria, según la complejidad de lo que quiera expresar, pero lo cierto es que no sabe hablar. Le faltan palabras; siempre habla de "cosas" y de "sitios" y de "personas". Le falta estructura; no sé cuántas frases ha empezado que andan por ahí huérfanas, pidiendo un predicado. Le falta saber lo que piensa y por qué lo piensa. No es una chica nada tonta, una vez superas la barrera del "Eeeh... A ver... Es que... A ver... O sea, quiero decir... A ver... No sé si me entiendes". Tiene buenas ideas, tiene una opinión casi formada del mundo. Pero no puede expresarla. Y lo peor no es que sea una tortura hablar con ella o leer sus argumentaciones, es que ella lo sabe. No deja de repetir que habla mal, que a ver cómo va a hacer eso ella sola, que no cree que apruebe, no sólo lengua, muchas asignaturas, porque los profesores no entienden sus exámenes. Está totalmente desmotivada, y ya ni siquiera lo intenta.

¿Y de quién es la culpa? No voy a decir suya o de sus padres, porque a lo mejor ellos lo han intentado. Culparé, simplemente, al hecho de no leer. El único libro que tiene en su estantería es Crepúsculo. Podría lanzarme a quemar un libro que, durante más de mil páginas, describe los ojos de su protagonista como "de color topacio". Pero no lo haré. No es mi objetivo hoy. Mi objetivo es que, como ella, muchos niños y adolescentes y adultos de este país y de este mundo no leen más que los libros que les obligan a estudiar en el colegio. ¿Soy yo la única a la que le parece trágico?

Así pues, aquí va mi mensaje: padres del mundo, conseguid que vuestros hijos lean. Sé que es difícil educar, y sé que no puede ser fácil decidir qué herramientas le vas a dar a tu hijo y cuáles deberá obtener por sí mismo. Pero, creedme, hay que regalarles la lectura. En algunos casos, como el mío, leer definirá a la persona y marcará su vida de tal manera que querrá dedicarla a sus amigos de papel. En otros, será una pasión como puede ser el fútbol o el senderismo. En muchos más, simplemente será un entretenimiento al que acudir si no hay nada en la tele.

Pero en todos estos casos, la lectura será un regalo. No hace falta que a los trece años estén leyendo Nabokov, pueden empezar con Memorias de Idhún y con los cómics de toda la vida e incluso, por qué no, con Crepúsculo. Después, ellos mismos -o con un poco de ayuda- decidirán si quieren avanzar más. Pero que lean, por Dios. Que lean. Porque la lectura te abre horizontes, te lleva a todas las partes del globo, de este y de todos los que se puedan inventar. Te permite conocer culturas, personas, historias creíbles e increíbles. Te ayuda a mantener la concentración, a tranquilizarte, a evadirte en las edades más difíciles, que es tan necesario. Amplía tu vocabulario, ordena las estanterías de tu cabeza y te da material con que llenarlas. Te hace crítico, te obliga a pensar con tu propio cerebro y no con la pantalla del televisor, ayuda a que toda la indignación, toda la justa rabia que sentimos en momentos como este, en el que el día que no se destapa un caso de corrupción podemos respirar tranquilos, salgan de manera limpia y ordenada. Les da las armas para hacerse mejores a sí mismos y hacer mejores a los demás.

No puedo poner en un solo post lo que te puede regalar un libro, necesitaré como dos o tres libros más. Pero captáis la idea.

Regaladles un libro a vuestros niños. Regaladles la lectura.

3 comentarios:

  1. Esta entrada me ha recordado una cita del gran Tyrion Lannister: "Una mente necesita de los libros igual que una espada de un esmeril, para conservar el filo. —Tyrion dio un golpecito a la tapa de cuero del libro—. Por eso leo tanto, Jon Nieve". Toda la razón para ambos. ^^

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  2. Querida Wiz, completamente de acuerdo contigo pero no creo que baste con leer cualquier libro. Hay libros y libros. Libros que, como dices, te llevan a otros libros, a formas de pensar diferentes y a aprender cosas pero tambien están los horripilantes y tan extendidos libros fondo de saco que, aún entreteniendo y siendo divertidos, no llevan a ninguna parte. Se consumen y punto. Me temo que de éstos últimos están llenos los escaparates de las librerías y los vagones del metro.

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  3. Completamente de acuerdo con lo que dices Wiz. Leer es maravilloso y enriquecedor, pero esa sociedad e incluso a veces los propios padres, pervierten de alguna manera esta afición. Consideran la lectura como un hábito de gente "lista" e intentan forzar a los niños para que lean, no solo por regalarles la lectura, sino por la pose. Es algo que he vivido muy de cerca.

    También creo que hay que leer de todo para poder formarte tu propio gusto, pues hasta aquellos libros que has leído y no te han gustado te han ayudado a formarte una opinión sobre la literatura que te gusta. En cualquier caso, la lectura debe ser un placer, no algo impuesto por los padres o por nadie. Se puede conducir a alguien, enseñarle el mundo de historias maravillosas que tiene a su disposición, pero solo hasta ahí. Cada uno debe llevar su ritmo. Cualquiera que lo haya hecho así jamás podrá decir que no le gusta leer.

    Gran entrada ;)

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