viernes, 21 de septiembre de 2012

Kids.

Los adultos no entienden nada. Las personas mayores aman las cifras. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas mayores.

Porque los niños sí saben lo que es importante. Entienden cómo son los besos y qué es un abrazo de verdad, sin pararse a pensar en las convenciones sociales o en la incomodidad. Comprenden las miradas y las sonrisas, los tonos de voz, la música de las canciones. Incluso la letra. Y cuando la cambian no es porque no se la sepan, es porque saben más que nosotros.

Los niños saben que los perros no hacen ggrrrarf!. Los perros hacen guau, guau. Y un cocodrilo adecuadamente sujeto (con fuerza, no se vaya a caer) puede ser una llave. Dos palmas unidas son el comienzo, el medio y el final de una amistad eterna. 

Los niños saben que los cuentos se leen en la cama, tapado con una manta calentita y apoyado en un hombro cariñoso. A ser posible, con dibujos, porque una imagen dice más que mil palabras. No hay, de todas maneras, tantas palabras importantes. Mamá. Papá. Abela. Tía. Primas. Cocha. Madrid. Los nombres de los tres o cuatro amigos que tenemos de verdad y, a lo mejor, Palmira.

Los niños son el pasado de todos, los recuerdos en sepia con olor a mantequilla y a pueblo. Son el presente de esta casa siempre llena de juegos, de por favores, de Gracias. Son mi futuro, tan cierto como el aire que respiro.

Las niñas, mis niñas, son una de las verdades más vivas que han pisado esta ciudad.



"Y mientras el dolor cae ardiendo por mi cara, una risa de sólo dos años y medio se cuela en mi cama y me rescata del infierno".
(Microrrelato: La mañana siguiente).


lunes, 17 de septiembre de 2012

Volver a empezar... ¡Otra vez!



Espero que cierto alcalde de cierta ciudad de postín me perdonará el que le robe esta imagen, pero es que me siento tan identificada... Miradme. Soy esa niña de la mochila roja con cara de pena.

Efectivamente, hoy he vuelto al cole. Y todo pintaba fatal: recién aterrizada del universo de DC Comics, un lunes, con huelga de Metro y Renfe, sólo para una hora que, encima, era Fonética y Fonología (que, para aquellos profanos en las humanidades, es una asignatura que da mucho miedito). Yo he salido de casa preparada para sobrevivir a Jackass.

Pero resulta que he tardado hasta menos de lo que debería en llegar, y el campus estaba hasta bonito, y resulta que sí, incluso echaba de menos a algunas petardas. Y que, mágicamente, el día me ha ido dibujando sonrisa tras sonrisa.

He tenido uno de los mejores veranos de mi vida. Puede que el mejor de todos. Bueno, bonito y barato. Pero, ¿sabéis qué? Creo que no lo voy a echar de menos. Creo que los madrugones y las tardes de biblioteca y las vacaciones estudiando y las interminables clases de dos horas esconden algo bueno. Que el Jefe, como siempre, me va a sorprender.

Porque, ya se sabe, lo que bien empieza...

PD: Come to the dark side. We have cookies ;)

PPD: Sí, lo sé, me quedan tres Pecados. Actualmente se encuentran presentados a un concurso así que, de momento, tienen que permanecer inéditos. Cruzad los dedos por ellos y, con un poco de suerte, en Octubre se reunirán con sus hermanos.