sábado, 30 de abril de 2011

11. Deseos



-Cuando soplo una pestaña, o una vela, o un diente de león... ¿Sabes lo que pido?
-Si me lo dices, no se cumplirá.
-No, es verdad...












-Pido que todo salga bien.

miércoles, 27 de abril de 2011

domingo, 24 de abril de 2011

Consejos vendo...

Que para mí no tengo.

Disfruta cada minuto que tengas libre. Desconecta. Cuando estás de fiesta, estás de fiesta, y nada más importa. Ni los estudios, ni las movidas en casa, ni siquiera las movidas con la persona a la que estás abrazando. En ese momento, tienes que ser feliz. Y ya está.

Y es tan fácil decírtelo cuando veo que lo necesitas, y luego yo no soy capaz de aplicármelo. Pero se supone que esta es mi resurrección, ¿verdad?

miércoles, 20 de abril de 2011

GIH14: La Criptografía.


La criptografía.

Según la RAE: Arte de escribir con clave secreta o de un modo enigmático.

Según yo, el noble arte de entender la letra de mi padre. Si puedes leer con fluidez la lista de la compra de mi señor progenitor, los jeroglíficos son un pasatiempo para ti. Yo, que llevo dieciocho años viviendo bajo su mismo techo (como él no se cansa de recordarme...) estoy en el nivel intermedio, así que vosotros, pobres mortales, sois apenas unos principiantes.

Y esto, que puede parecer una chorrada, es algo muy necesario en, al menos, los siguientes dos escenarios:

Entender la corrección de tu examen.

Sí, señores, sí. Porque en la mayoría de los casos (no nos engañemos...) nos da exactamente igual lo que ponga en un examen corregido, bien porque estás de acuerdo con la nota, bien porque te la repanpinfla de tal manera la asignatura que probablemente no sepas ni cómo se llama en realidad. Pero hay casos en los que una quiere, por la razón que se le antoje, saber por qué le han bajado medio punto en una pregunta calcada del libro; y ¿qué se encuentra? Un garabato en el margen.

Claro, ahí no te queda otra que coger tu manual de egiptología, tu diccionario de griego antiguo, el de árabe de los tiempos mozos de tus padres, un par de ejemplares en cirílico y sánscrito y unas cuantas fotos de la cueva de Altamira, en un vano intento de configurar una nueva y mejorada piedra Rosetta que te ayude a descifrar qué mierda pone ahí. Añadamos que normalmente los exámenes no se pueden llevar a casa, con lo cual el día que te devuelven un examen tu mochila pesa más que tú por todos estos tochos que, usualmente, no te sirven más que para tener una hernia y quedarte con medio punto menos.

Y pasamos al segundo escenario: Hablar por el chat del Tuenti/msn/Interné.

Y esto, que puede parecer fácil, porque al fin y al cabo, ¿cómo de indescifrable puede ser la letra de ordenador, tan clarita, tan separadita, tan mona ella?... No os dejéis engañar. En el MSN hablar se convierte en misión imposible cuando seis de cada cinco letras son un iconito que se mueve, pero de esto no voy a hablar porque, afortunadamente, la mayoría superaron esa terrible etapa a los doce años.

Sin embargo, hay ciertas personas indescifrables, bien por su nula expresividad por escrito, bien por la compulsiva necesidad que tienen de comerse letras, tildes, comas y demás caracteres (pobrecitos, no les dan de merendar en casa...), bien porque se creen que pueden escribir rápido y no. Y ya cuando a una de estas personas se les rompe la barra espaciadora, se convierte en el más difícil todavía. De tal manera, la sencilla frase: Llego el sábado por la noche, se convierte en: llegolesabodxlanoex.

Por estas y otras tantas cosas, hermanos, os recomiendo que cultivéis la noble ciencia de la criptografía.

Y que disfrutéis de las vacaciones aquellos que podáis. ¡Feliz Semana Santa! ^^

martes, 19 de abril de 2011

Esperanzas.

Todos esperamos, en contra de toda lógica, encontrar un destino en cualquier rostro.

Todos esperamos, de una manera irracional y completamente absurda, encontrarlo.

¿El qué?

El destino. El sentido de la vida. La felicidad. El qué sé yo que le dé sentido a todo esto. ¿A qué me refiero con "todo esto"? Y yo qué sé. Todavía estoy esperándolo.

Hoy me he dado cuenta de que temo que, esperándolo, se me olvide salir a buscarlo.

¿A buscar el qué?

No lo sé. Repito que todavía no lo he encontrado.

domingo, 17 de abril de 2011

Solísima.

Esta Semana Santa me he quedado solísima. Todo el mundo está de vacaciones o como yo, estudiando. Me estoy volviendo loca dando vueltas por la casa, hablando en voz alta sólo para no quedarme afónica después de siete días sin hablar, teniendo conversaciones interrumpidas por Tuenti, rezando para que suene el móvil y tener un poco de contacto humano...

Me encanta estar sola, de verdad, me encanta. Después de un viaje de fin de curso o un campamento o una de estas situaciones en las que no tienes tu propia habitación y siempre hay gente alrededor, necesito encerrarme en algún sitio a estar callada un rato. No es que me guste la soledad, es que la necesito.

Pero me aburro. Me aburro mortalmente. Y encima tengo que estudiar.

Por Dios, que alguien vuelva ya de vacaciones. Necesito gente :(

domingo, 10 de abril de 2011

Everywhere.

Y, si quieres dormir, a mis latidos les pido que no hagan ruido.
Y, si quieres soñar, a Morfeo le ligo sueños sin usar.
Y, si quieres sentir, te vuelvo a rozar.
Y, si quieres llorar, te hago reír.

lunes, 4 de abril de 2011

Señoría... (GIH.13)









Bueno, sí, qué coño.

Que a aquel (seguramente majísimo señor, buen profesor y mejor persona, marido de una señora igualmente admirable y padre amantísimo de tres niños adorables) gilipollas que inventó el madrugar, las ocho asignaturas que tengo, el meter tanto temario que no da el celebro para aprendérselo, en el curso más corto, la necesidad de estudiar, los controles, los parciales (dios mío, los parciales... Los parciales me dan para una entrada entera, ya llegará), los exámenes de evaluación, las recuperaciones, los exámenes finales, lo que viene siendo evaluar al estudiante al fin y al cabo con este método tan inútil como estresante, las extraescolares, los amigos, la familia, las demás relaciones amistosoafectivas que infestan el alma humana (y más la adolescente), las artes, las ocho horas diarias de sueño (já! Me río en la cara del insomnio), las citas médicas, la burocracia, el estar mona o por lo menos presentable y por último, pero por supuesto no por ello menos importante, LA SELECTIVIDAD...

A este señor, decía, le tengo que recomendar que todas estas invenciones suyas se las meta por semejante sitio.

Ahora sí, Señoría, nada más que añadir.