viernes, 30 de enero de 2015

Retos

Ayer, jueves, terminé un curso en el Instituto Cervantes sobre construcción de novela. Unas clases más interesantes que otras, algunas sencillamente emocionantes, pero en general útil para lo mismo que todos los demás: para proporcionarte un montón de teoría y de técnicas, de cosas que se deben y no se deben hacer, para obligarte a reflexionar y para darle un nuevo empujón a la vocación escritora que cada uno lleve dentro. Pero lo mejor de los cursos y los talleres literarios es que, al final, toda esa teoría solo importa si sigues escribiendo y, sobre todo, que puedes hacer cualquier cosa si funciona.

Pero ayer también me dieron los ejercicios que vamos a tener que hacer en la asignatura de Escritura Creativa. Y, vaya por Dios, esta profesora dice todo lo contrario: que no todo vale en la literatura. Que hay cosas que sí, y muchas más cosas que no. Y que muy poca gente sabe escribir y mejor sería que se dedicase a otra cosa. Su lista de ejercicios dice exactamente eso: no sabéis describir como los clásicos, no sabéis hacer sonetos como los clásicos, no sabéis hacer diálogos clásicos, no sabéis escribir como debe hacerse. Pero no os preocupéis, que yo os voy a enseñar.

A mí esa actitud me mata la alegría de escribir. Me planto ante esos trece ejercicios obligatorios, que no solo tienen instrucciones muy concretas, sino que sé que van a ser corregidos de una manera muy intolerante, y me entran ganas de no coger un boli hasta que acabe el curso. Pero, como os he dicho, son obligatorios. Y además, no pienso dejar de escribir porque haya gente muy loca en mi facultad. Faltaría más. Así pues, os propongo un reto.

Cada jueves, yo tengo que llevar uno de los ejercicios y los comentaremos en clase. Ese día (o en los siguientes, si la vida me come) colgaré aquí mi ejercicio y el enunciado de la semana que viene. Si queréis acompañarme, si os inspira o si os apetece darle en las narices a mi profesora, podéis escribir vosotros también. Colgadlo en los comentarios, colgadlo en vuestro propio blog y enlazadlo. O guardadlo en un cajón donde nadie pueda verlo, cada uno con sus preferencias. Al fin y al cabo, esto es solo para compartir este ejercicio frustrante y, con un poco de suerte, hacérmelo más ameno.

Así pues, comenzamos.

1) Descripción de un objeto: elementos formales. (Sugerencia: un cuadro)

Suerte.

domingo, 18 de enero de 2015

Desde fuera

"Se ha seguido viendo desde afuera: se vio subir aquella pendiente, saliendo él también por la puerta del error, tal como nos vemos y juzgamos en los sueños, con el privilegio dudoso de estar duplicados y habernos convertido en una suerte de espectador o testigo amordazado frente a la pantalla que nos retrata, un autor al que se le va de las manos su personaje, sin posibilidad de salvarlo o siquiera advertirle de lo errado que está y hacia qué profundo abismo se encamina. Un cristal grueso, sí, que nos separa de nosotros mismos, una de esas lunas blindadas de los bancos y las joyerías. Y uno mismo, de alguna forma, situado a ambos lados y a la vez inerme, sin medios de comunicarse con su otro yo para salvarlo o salvarse."

Ernesto Calabuig. Caminos anfibios

Solo tres más para acabar. O para empezar. Quizá sea para seguir y yo le estoy dando demasiadas vueltas. Pero mientras lo pienso, me voy escapando y me veo cada vez más lejos. Víctima, verdugo, actriz y espectador o testigo amordazado.

domingo, 11 de enero de 2015

Héroes y villanos

A quién no le gusta un buen héroe. Alta moral, nobles aspiraciones y sacrificio. Quién no quiere un gran héroe. Pero, sin embargo, cómo me gustan los antihéroes. Cómo me gustan los personajes que creen en una causa contraria al mundo, que siguen haciendo lo que creen que es correcto a pesar de que todo sistema de valores conocido dice lo contrario. Cómo me gustan los personajes que luchan con todas sus fuerzas por no tomar la opción difícil, la opción sangrienta, la opción innoble.

Y a mí, que nací para ser bruja y no princesa, me ha tocado ser la villana de tu cuento. Me ha tocado ser el personaje egoísta, que busca autopreservarse, que busca su propia supervivencia a pesar de. Me ha tocado ser un personaje incomprensible y a pesar de todo, espero, interesante.

El desenlace sigue abierto, aunque parece que todos sepamos cómo acaba esta historia. Nunca me gustaron las novelas predecibles, pero hay cosas que se ven venir desde la primera página.

A pesar de todo, escribimos una buena historia.

domingo, 4 de enero de 2015

Bienvenida

Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra, 
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.

-Darío Jaramillo Agudelo

Pues, sí así tiene que ser... Bienvenida, soledad.

Descubierto desde y por el presidente de esta, nuestra ciudad. Gracias.