miércoles, 29 de agosto de 2012

IV. Mariposas blancas.

Se pasaba horas contemplándolas. De mil colores, blancas, incluso negras. Tenían una belleza inconstante, huidiza, insomne. No obedecían más que al viento y su vida era tan breve que no llegaban a rozar el dolor. Se le antojaban incluso, en ocasiones, perfectas.

Se pasaba horas contemplándolas. Y un día, en un instante de lucidez, se encaramó a su ventana. Se puso de puntillas, temblando. Tenía envidia de las mariposas. Y sin pensarlo, saltó. Saltó tan alto, que voló y voló. Voló hasta que el viento le hizo jirones las alas. Y batiendo tristemente los restos de un sueño... 

Cayó.

miércoles, 22 de agosto de 2012

III. Carta para nano.


Nunca te dije lo mucho que llegué a quererte, nano. Me dio pereza. Buscar las palabras, el momento, la mirada, para ser sincero sin agobiarte… Nunca te dije hasta dónde llegaba mi amor por ti. Tampoco te dije cuánto te odiaba. Te llevaste a la chica más guapa de la clase y no viste mi cara de perro apaleado. Deberías haberte dado cuenta, nano, pero siempre fuiste un poco corto. Por eso te quise tanto. Y ahora, no puedes oírme, y te hablo. No me da ya pereza, nano, decirte que te he amado desde los ocho años.

jueves, 16 de agosto de 2012

II. La reina del baile.


Sola. Lejos de todo el mundo, como siempre. Así era el éxito, solitario y dulce. Sonrió a su reflejo y al de su amiga. Su amiga, que no la sonreía. Su amiga, que respiraba poco y a empujones. Su amiga, que de pronto la agarró del vestido y la golpeó con fuerza. Una, dos, tres veces. Cuatro veces, nuca contra porcelana. Ganó el frío y la sangre, ensopándolas.
La observó. Con ira. Con desprecio. Con dieciséis años a su sombra crispándole la sonrisa. Cogió un rizo rígido, empapado de escarlata.
–Que pongan una corona ahora en esa cabeza tan bonita…

sábado, 4 de agosto de 2012

I. Mío


Avaricia. Avaricia de sus manos de dedos largos, de sus ojos verdes, de sus sonrisas. Avaricia de sus rizos castaños y su voz limpia. Avaricia de su tiempo, el libre y el comprometido. Avaricia de lo que fue mío y ahora derrama en otras. Avaricia, codicia, egoísmo. Si no es mío, de nadie. Mejor que se muera. Avaricia de las palabras que ya no me dedica, de sus sueños, de sus dientes, de su espalda. Avaricia de todo lo que me ha pertenecido y ahora, cabrón, traidor, desleal, mentiroso, derrama en otras. No avaricia, sentido común. Porque él es mío.