sábado, 4 de agosto de 2012

I. Mío


Avaricia. Avaricia de sus manos de dedos largos, de sus ojos verdes, de sus sonrisas. Avaricia de sus rizos castaños y su voz limpia. Avaricia de su tiempo, el libre y el comprometido. Avaricia de lo que fue mío y ahora derrama en otras. Avaricia, codicia, egoísmo. Si no es mío, de nadie. Mejor que se muera. Avaricia de las palabras que ya no me dedica, de sus sueños, de sus dientes, de su espalda. Avaricia de todo lo que me ha pertenecido y ahora, cabrón, traidor, desleal, mentiroso, derrama en otras. No avaricia, sentido común. Porque él es mío.

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