domingo, 29 de enero de 2012

Grande, Lorca. Inmenso.

Medio pan y un libro

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura'. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

sábado, 28 de enero de 2012

¡Au!

¿Por qué has hecho eso?

No importa, está en el pasado.

Sí, pero aún duele...


Supongo que ya estoy más que cansada de huir. Es hora de aprender.

jueves, 19 de enero de 2012

Predicciones (no tan) absurdas.

Me duele estar viva. Me duele cada segundo que se derrama sobre nosotros, cada momento que se desliza por los límites de la conciencia y se nos escapa. Creo que he vivido todo lo que tenía asignado,  que he consumido mi felicidad demasiado rápido, con ansia, y ahora ya no queda nada. La he quemado en tu sudor. Me duele la luz del sol y ver que se hace de noche, porque se me ha olvidado otra vez vivir el día. Me duele respirar, dejar que el mundo entero me entre hasta el fondo de los pulmones y no saber a qué sabe y tener que dejar escapar el aire en sollozos y en suspiros. Me duelen los sueños, porque siempre parecen más vívidos y mejores que esta realidad que me ahoga.
Me duele el futuro que se nos echa encima, que nos devora el presente sin que nos demos cuenta. Dentro de poco serás pasado y no sabré qué fue de tus labios. Y reharé todos los recuerdos hasta que no sean más que fotos quemadas y me reduciré a las lágrimas no derramadas. Todo lo que lloré se ha ido también y sólo quedan regueros secos en la arena de mis mejillas.
Me deshago, me disuelvo, me pierdo como las motas de polvo que bailan en el haz de luz de mi ventana. Me encojo, arrugo y desaparezco. Tengo los huesos de cristal y sólo dieciocho años corriendo por las venas. Soy un cable pelado y suelto chispas que te espantan. Sé que sabes que yo ya no sé nada. No existen seguridades.
Y un así tengo la absoluta y desgarradora certeza de que nos acabamos y la culpa es mía. No es culpa de nadie que seamos tan diferentes, pero mía es la angustia por lo que se aproxima, míos los pasos que tropiezan por no mirar por dónde voy. Carpe, Carpe, Carpe Noctem. Palabras que se quedan pegadas en la lengua y se estampan en la pared de mis dientes, sin llegar al corazón. ¿Qué hago? ¿Qué quieres que haga? Siempre has sido más listo que yo. Dime qué tengo que hacer para ganarle la carrera al miedo y retrasar mi muerte unos días.
Quiero imaginarme tu ausencia con el horror debido, con la congoja que la vida sin ti me produce. Pero ahora llega la duda. Quizá sea lo mejor… Entonces sí lloro. No porque te vayas, sino porque a lo mejor me da igual. Pero te echo de menos, te añoro tanto que me sangra el alma. No sé lo que quiero, y recurro al único consuelo que no precisa palabras. Señor, hágase en mí según tu voluntad. Pero, si es posible, aparta de mí este cáliz. Vivo mirando al cielo con estos desgraciados pies míos anclados a la tierra.
Ayer soñé que volaba una cometa. Era verde y negra, brillante, rapidísima, hermosa. Surcaba el cielo y el viento la acariciaba y arrancaba de la seda el sonido de tu risa. Yo la miraba, maravillada, y dejaba que siguiese su voluntad, porque era imposible dirigirla. Una vez lo intenté, como vi hacer a otros, pero me corté. Mi cometa era distinta: nunca me obedecería. Y, de pronto, cambió el viento y la cometa comenzó a tironear de la cuerda en mis manos, con insistencia. Yo la miré, impotente, desde el suelo. Nunca nadie me había enseñado a volar. Al final, abrí los dedos, despacio, y dejé que la cometa y la vida se me fuesen. Desperté vacía.
Mi alma se pasa el día gritándome, porque ya no sé quererte. Y aun así te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero. ¿Me oyes? ¿Significan todavía algo mis palabras? Quiéreme, por favor. Prometiste que seríamos eternos; seámoslo. Cántame una canción, escríbeme un poema, escríbeme mil. Tengamos un hijo. Signifiquemos algo para el resto. Quiero recuerdos inolvidables para cuando estemos muertos. Y, sin embargo, nuestro final feliz para siempre es el único que puedo escribir. No quiero un punto final, quiero infinitos puntos suspensivos.
Bésame hasta que me rompas la boca. Mézclate con mi piel, huéleme. ¿Qué postre crees que seré hoy? Vamos, dímelo. Recorre una vez más las líneas de mi espalda y déjame ser de nuevo todo dulzuras. Para los golpes, detén el sarcasmo y bésame. Muérdeme los labios, maldita sea. Arráncame de una vez el alma y la ropa, acaba con esta lenta agonía. Mátame, por favor. Porque, aunque ya no sé quererte, te quiero.

miércoles, 18 de enero de 2012

Reto 2012

Este año retomo el reto del año pasado, porque me gustó mucho mucho y en 2011 lo conseguí de milagro... ¿Qué tal se me dará este año? Se admiten apuestas xD


Libros leídos

  1. Los juegos del hambre (Suzanne Collins) -- Sencillamente, brutales.
  2. En llamas (Suzanne Collins)
  3. Sinsajo (Suzanne Collins) -- No están a la altura de la primera parte, pero le dan un cierre muy digno a la saga.
  4. La metamorfosis o El asno de oro (Apuleyo)
  5. La tía Julia y el escribidor (Mario Vargas Llosa)
  6. El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde) -- Anonadada me hallo. No me puede de gustar más.
  7. El nombre de la rosa (Umberto Eco)
  8. Porque éramos jóvenes (Josefina Aldecoa)
  9. El síndrome de Mozart (Gonzalo Moure) -- Releído. O redescubierto, más bien.
  10. Elogio de la madrastra (Mario Vargas Llosa) -- Pues oye... Este señor tiene cosas infinitamente mejores.
  11. Algún amor que no mate (Dulce Chacón)
  12. Harry Potter y el prisionero de Azkaban (J.K. Rowling) -- Releído, por supuesto. Qué queréis que os diga, le quiero.
  13. Brevísima relación de la destruición de las Indias (Bartolomé de las Casas) -- Ojalá fuese tan breve como indica el título...
  14. Harry Potter y el Cáliz de Fuego (J.K. Rowling) -- Releído.
  15. Harry Potter y la Orden del Fénix (J.K. Rowling) -- Jo, menos mal que me había propuesto no releer este año... Me vicia demasiado xD
  16. Harry Potter y el Príncipe Mestizo (J.K. Rowling) -- Releído.
  17. Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (J.K. Rowling) -- Releído.
  18. Death Note 1
  19. Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
  20. La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (Gabriel García Márquez)
  21. Las armas secretas (Julio Cortázar)
  22. Death Note 2.
  23. Death Note 3.
  24. Entrevista con el vampiro (Anne Rice) -- Releído.
  25. Death Note 4.
  26. Death Note 5.
  27. Death Note 6.
  28. El temblor del héroe (Álvaro Pombo).
  29. El camino a la felicidad (Eduard Punset) -- Este hombre es adorable, pero se le va un poco la pelota...
  30. Poesía lírica (Sor Juana Inés de la Cruz) -- No me cae bien.
  31. Death Note 7
  32. Death Note 8
  33. La conjura sixtina (Philipp Vandenberg) -- Un poco chusta, fracamente.
  34. El miedo (Guy de Maupassant) -- Una colección de cuentos maravillosa.
  35. Danza de dragones (JRR Martin)
  36. Cuentos de amor de locura y de muerte (Horacio Quiroga) -- No tan buenos como me esperaba. Aun así, bonito.
  37. Carta a un padre (Franz Kafka) -- Desgarradora.
  38. La sonrisa etrusca (José Luis Sampedro) -- Preciosérrimo. Y encima, en Italia, qué más se puede pedir...
  39. Hija de la fortuna (Isabel Allende) -- Precioso.
  40. Cantar de Mío Cid (Anónimo)
  41. Lazarillo de Tormes (Anónimo) -- Un imprescindible.
  42. La naranja mecánica (Anthony Burgess) -- Escalofriante.
  43. La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela) -- Aunque tenga un final un poco decepcionante, una obra maestra.
  44. Jarifas y Abencerrajes (anónimo).
  45. La bella bestia (Alberto Vázquez-Figueroa) -- No está especialmente bien escrito y tampoco es que sea una revelación respecto al tema, pero toda concienciación sobre el nazismo es necesaria. Me ha gustado.
  46. Death Note 9
  47. Death Note 10
  48. Milagros de Nuestra Señora (Gonzalo de Berceo)
  49. El sabueso de los Baskerville (Sir Arthur Conan Doyle) -- Aunque no aguante al petardo de Holmes y Watson me parezca una persona esencialmente lela, me encantan estos libros. Muy paradójico, todo.
  50. Ella, que todo lo tuvo (Ángela Becerra) -- íntima, dolorida, te habla directamente al alma. Si pasas lo que te está contando por la cabeza, se estropea un poco. Maravillosa.
  51. Historia de una maestra (Josefina Aldecoa) -- preciosa, emocionante, toda una lección. Imprescindible, por supuesto, para todo el que quiera ser profesor.
  52. Mujeres de negro (Josefina Aldecoa)
  53. La fuerza del destino (Josefina Aldecoa) -- un final que, creo, desmerece un poco el resto de la trilogía. Aun así, una voz narrativa muy difícil y muy bien conseguida.
  54. El Libro de Buen Amor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita) -- No le deseo a nadie tanto dolor. A patir de las cien páginas, es agónico.
  55. Poesía (Jorge Manrique) -- Para ser medieval, excelente, hay que admitirlo.

Sublistas

Libros nuevos.

  1. Los juegos del hambre (Suzanne Collins)
  2. En llamas (Suzanne Collins)
  3. Sinsajo (Suzanne Collins)
  4. La metamorfosis o el asno de oro (Apuleyo)
  5. La tía Julia y el escribidor (Mario Vargas Llosa)
  6. El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
  7. El nombre de la rosa (Umberto Eco)
  8. Porque éramos jóvenes (Josefina Aldecoa)
  9. Elogio de la madrastra (Mario Vargas Llosa)
  10. Algún amor que no mate (Dulce Chacón)
  11. Brevísima relación de la destruición de las Indias (Bartolomé de las Casas)
  12. Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
  13. La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (Gabriel García Márquez)
  14. Las armas secretas (Julio Cortázar)
  15. El temblor del héroe (Álvaro Pombo)
  16. El camino a la felicidad (Eduard Punset)
  17. Poesía lírica (Sor Juana Inés de la cruz)
  18. La conjura sixtina (Philipp Vandenberg).
  19. El miedo (Guy de Maupassant)
  20. Danza de dragones (JRR Martin)
  21. Cuentos de amor de locura y de muerte (Horacio Quiroga)
  22. Carta a un padre (Franz Kafka)
  23. La sonrisa etrusca (José Luis Sampedro)
  24. Hija de la fortuna (Isabel Allende)
  25. Cantar de Mío Cid (Anónimo).
  26. Lazarillo de Tormes (Anónimo)
  27. La naranja mecánica (Anthony Burgess)
  28. La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela)
  29. Jarifas y Abencerrajes (Anónimo)
  30. La bella bestia (Alberto Vázquez-Figueroa)
  31. Milagros de Nuestra Señora (Gonzalo de Berceo)
  32. El sabueso de los Baskerville (Sir Arthur Conan Doyle)
  33. Historia de una maestra (Josefina Aldecoa)
  34. Mujeres de negro (Josefina Aldecoa)
  35. La fuerza del destino (Josefina Aldecoa)
  36. El Libro de Buen Amor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita)
  37. Poesía (Jorge Manrique)

Manga.

  1. Death Note 1.
  2. Death Note 2.
  3. Death Note 3.
  4. Death Note 4.
  5. Death Note 5.
  6. Death Note 6.
  7. Death Note 7.
  8. Death Note 8.
  9. Death Note 9
  10. Death Note 10

Libros releídos.

  1. El síndrome de Mozart (Gonzalo Moure)
  2. Harry Potter y el prisionero de Azkaban (JK Rowling)
  3. Harry Potter y el cáliz de fuego (JK Rowling)
  4. Harry Potter y la Orden del Fénix (JK Rowling)
  5. Harry Potter y el Príncipe Mestizo (JK Rowling)
  6. Harry Potter y las reliquias de la muerte (JK Rowling)
  7. Entrevista con el vampiro (Anne Rice)
  8. Ella, que todo lo tuvo (Ángela Becerra)


jueves, 12 de enero de 2012

Pobre corazón...

que no sabe qué decir: si te vas por lo que soy, o por lo que nunca fui...

A veces pienso que debería dejar de hacerme ilusiones con cosas que sé que nunca van a pasar. Racionalmente, estoy totalmente convencida de la imposibilidad de los hechos, pero el corazón... ay, amigo. El corazón es una cosa bien distinta. En mi caso, una cosita estúpida que insiste en que todo es posible.

A lo mejor es porque, al contrario que Pandora, yo he dejado entrar a todos los errores, pero no fui lo suficientemente rápida para cerrarle la caja a la esperanza. Y aquí me tienes, contemplando un mundo destrozado, con una criaturilla pequeña subida al hombro, susurrándome que todo es posible. Que cualquier cosa puede pasar en este mundo de locos...

Qué cosa, el corazón.

sábado, 7 de enero de 2012

Se acabó

Se ha acabado la fase de autocompasión, del no tengo buenas ideas, del no tengo tiempo para escribir. Me quejo de que no me publican nada y de que no gano ningún concurso, pero la cosa es que hace años que no me pongo en serio. Y se acabó. A lo mejor es porque acabo de leerme El Alquimista y me he vuelto a plantear si esto de escribir es algo que me he metido en la cabeza desde pequeñita y no es verdaderamente lo mío, o si es mi Leyenda Personal. Y, ¿sabéis qué? Que a lo mejor me he empeñado yo, pero a fuerza de empeñarme ya no puedo pensar en mi vida sin, por lo menos, intentarlo.

Y lo voy a intentar. Ya os iré contando los resultados pero a Dios (y al mundo bloggero) pongo por testigo, que este año me voy a convertir en una puñetera escritora de verdad.

jueves, 5 de enero de 2012

DGT

Hoy, aunque soy fina y recatada, ya me conocéis todos que me expreso con exquisita corrección, quiero hacer un furibundo alegato contra los hijos de perra de Tráfico. Concretamente, con el mono delante de un ordenador que han colocado para decidir la fecha de los exámenes. Aunque, sinceramente, esto es demasiado ofensivo para los pobres primates, que son simpáticos y agradables en la mayoría de las ocasiones. Los de Tráfico, en cambio, son siempre unos cabrones sinvergüenza.

Y es que no tiene otro nombre que te tengan, a cuatro días de empezar los exámenes de la facultad (esos que se molestan en fechar con meses de adelanto porque, al parecer, es algo que no prohíbe ninguna religión o legislación vigente...), haciendo malabarismos a ver cuándo les va a dar por poner el examen, para ver si te coincide con el de una asignatura que llevas meses estudiando, o no. No lo puedes saber porque, obviamente, la fecha de los exámenes prácticos de conducir se fija según los posos del café, la conjunción de los astros o cuánto les apetezca trabajar a los examinadores y eso, como sabe todo el mundo, no se puede predecir con antelación.

Esto, junto a examinadores con un obvio retraso y el pastón que te cobran cada vez que intentas sacarte el puñetero carnet (esto es algo contra lo que también me gustaría hacer un alegato, el hecho de tener que doñnar un riñón cada vez que te quieres examinar de cualquier cosa... es maravilloso), me hace pensar que... ¡Tiro en la nuca, ya!

Me estreso ¬¬

lunes, 2 de enero de 2012

2011

El año más largo de mi vida. Porque pasaron tantas cosas, que ya no me acuerdo cómo era antes. Cómo me sentía ni por qué. Este año, lo digo en serio, soy una persona nueva.

Porque no me acuerdo cómo era antes de Selectividad, antes de toda esa presión por "el examen más importante y más chorra de tu vida". Cómo era pasear por los pasillos del instituto cuando era mío y no como una extraña, cómo se ponía poker face en clase de lengua. No sé cómo era antes de asociar el latín a la poesía. No sé cómo pude vivir antes de dar una clase de Historia del Arte.

No me acuerdo cómo era antes de pasar una semana en Benidorm, porque ahora todo me recuerda a ellas.

No me acuerdo cómo era antes de coger un coche y frustrarme y frustrarme y frustrarme. Tres veces ya. Pero, aun así, me encanta conducir.

No me acuerdo de cómo era antes de hablar italiano. Perchè è la la lingua più bella dil mondo.

No me acuerdo de cómo era antes de ir a la facultad. De la hora de viaje, de nadar a las diez de la mañana y después irte a clase, de Mariano de la Campa y Luis Eguren y los trabajos de léxico. De que me gusten todas y cada una de mis asignaturas. De que todos los días sean buenos.

No me acuerdo de cómo eran los campamentos antes de ser monitora. No me acuerdo de cómo era veros todos los domingos, al completo. De teneros ahí siempre.

No me acuerdo de cómo eran las calles antes de los coches amarillos. Ni de cómo se veía una peli sin palomitas. Ni sin ti.

No me acuerdo de cómo era antes de que Harry Potter se acabase, ya del todo. Que no hay nada nuevo por salir, ninguna fecha marcada en el calendario con meses de adelanto. Diez años cerrados, y aún me acuerdo de cuando leía La Cámara de los Secretos a escondidas por la noche.

No me acuerdo de cómo era antes de ver a Kutxi Romero en directo. Y eso que fue hace dos días. Estaré más guapa cada día, pero tengo la memoria endeble.

No me acuerdo de cómo era mi vida antes de saber que te ibas. Más fácil, seguramente. Menos trágica. Pero no pasa nada. A lo mejor, con esta memoria que tengo, se me olvida de cómo era cuando estabas aquí y me acostumbro a tu ausencia. Seguramente, no. Pero hay que sobrevivir de alguna manera.

Brindo, entonces, por el DosMilOnce.

Y a Dios le pido que en el DosMilDoce pasen tantas cosas, que se me olvide cómo era yo antes.