domingo, 29 de noviembre de 2015

Esta entrada es posmoderna

¿Qué has aprendido esta semana?

He aprendido mucha, muchísima, excesiva teoría de la literatura. Ahora mismo, tengo un mapa, un poco hecho polvo, del último siglo y medio en la cabeza. Por suerte, y aunque todo este aprendizaje haya culminado en un examen de tres horas que fue más bien una paliza, lo he disfrutado. He leído, he pensado, he relacionado conceptos y deconstruido teorías, he comprendido qué quería de esta asignatura y he recordado por qué me gusta tanto estudiar. No para hacer un examen, desde luego, pero sí para aprender.

He aprendido que puedo hacer casi cualquier cosa que me proponga. Y quizá ese casi sea la clave. A lo mejor no puedo escalar cualquier montaña. A lo mejor no puedo sobrevivir a cualquier caída. Pero casi.

Y he aprendido quién. Quién está ahí siempre. A quién le puedo contar, verdaderamente, todo. Por quién me cruzaría un océano. Por quién me cruzaría dos.

Y tú, ¿qué has aprendido esta semana?


domingo, 22 de noviembre de 2015

Poesía

Hoy, que llueve, que me siento la piel, que he desaprendido casi todo lo que sabía, que me he reescrito, que sé que si pasas algo por el cuerpo te suele decir la verdad... Hoy, prefiero la poesía a las lecciones. 


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mis mujeres

Hoy me he dicho, debería escribir. Quizá de la absurda polémica de Laura Freixas. Quizá de la película que vi ayer. O de cualquier otra cosa, si nos sobran los temas.

Pero no puedo. Porque en estos momentos, mi hermana debe estar embarcando en su vuelo trasatlántico, vuelta a Bolivia. Estará allí una semana, participando en sus cursos de autismo -se ve que aun le falta mundo por cambiar- y, me imagino, partiéndose por dentro. Y como no puedo dejar de pensarla, no puedo escribir de otra cosa. Así que os hablo de ella.

De ella, y de mi madre. De las dos mujeres extraordinarias que me han hecho lo que soy. De dos mujeres valientes, de esas de cabeza alta y paso firme, que se han estudiado una (o dos) carreras, que han apostado por su familia y su trabajo sin dejar de ser maravillosas en ninguno de los dos, que han dejado toda una estela de mujeres detrás de ellas que, con suerte, les llegaremos a los talones.

Mi hermana y mi madre son de esas mujeres fuertes pero increíblemente suaves, vulnerables, cariñosas, abiertas, sonrientes, que tan poco se ven en las películas. De esas mujeres que se ponen el mundo por montera. De esas mujeres que cogen dos niñas y media vida y se van tres años a Bolivia, porque se las necesita más. De esas mujeres que, con todo el vértigo del mundo, se montan en un avión y se cruzan el mundo porque las llama la sangre. De esas mujeres que, como quien dice, me han hecho el mejor regalo. Y tres veces, que ná' menos. De esas mujeres que apuestan por la vida. Mi hermana y mi madre son las mujeres que me han enseñado a no salir de casa sin peinar, a sonreír cuando ya no puedes más, que la derrota no existe y que a veces, solo necesitas una buena pregunta para poner la vida en orden.

Que sí, que hay mujeres más famosas, y mujeres que sin duda, ante los fríos y objetivos ojos del mundo, serán más importantes. Mujeres que pasarán a los anales de la historia. Pero hoy mi hermana se va a Bolivia, y hoy estas son mis mujeres. Esta es mi historia.


martes, 17 de noviembre de 2015

Eres...

Un poco de música para ahuyentar la niebla.



Eres lo que menos me conviene,
lo que tanto me apetece,
lo que más me da la gana.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Timey Wimey

¿Qué has aprendido esta semana?

He aprendido que Cómo conocí a vuestra madre se equivocaba en muchas cosas. ¿Cómo que nada bueno pasa a partir de las dos de la mañana? Las mejores personas y las mejores conversaciones llegan con la niebla. Lo sabe todo el mundo.

He aprendido que por muy lista que me sienta ahora mismo, mi yo del futuro siempre va por delante de mí, y no puedo pretender anticiparme a ella, que ha vivido más. Así que solo me queda ser honesta con el aquí y ahora, no lamentar lo que pensé que era mejor hace unos meses y esperar que cuando llegue el verano, no tenga nada de lo que arrepentirme.

Y he aprendido que aunque tenga una capacidad asombrosa para perder el tiempo, cuando menos tengo, más me cunde. Será porque quiero llegar a todo. Será porque sé que no puedo hacerlo y aun así, voy a intentarlo. 

Y tú, ¿qué has aprendido esta semana?

viernes, 13 de noviembre de 2015

En casa

Ayer me fui a casa. No estuve entre las cuatro paredes que me han visto crecer, pero sí entre los cuatro brazos, entre las cuatro calles. Fui turista en mi casa, pero me sentí bien, porque sigue siendo el lugar a donde siempre quiero volver, que me acoge y me machaca y me recompone y me sube al cielo y me lanza. Ayer fui turista, Madrid, pero sigues siendo mi casa. Y te convertiste en casa de otros, siquiera por un atardecer, quién lo hubiera dicho.

Ayer, estaba volviendo a casa -mis cuatro paredes, mi cama, el sitio al que llego cada día, donde como y donde duermo, donde está mi ropa: lo que la mayoría de la gente consideraría su casa- y me sorprendí diciendo "me quiero ir a mi casa". No esta, donde vivo, sino aquella, donde me siento. Y es que quizá mi casa, mi templo, no sea un lugar sino una forma de estar, de sentir, de vivir, de moverse y dar el oxígeno por supuesto.

Mi casa es algo tan tonto como unas cuantas postales de Van Gogh, una fuente, una encimera verde, un par de bromas, una tarta de queso con speculoos, una catedral. Mi casa es quedarme en silencio a oscuras y mirar al techo, mejor si el techo es un cielo preñado de estrellas. Mi casa son paredes llenas de libros, todos los que he leído y todos los que me quedan por descubrir, una aventura de estanterías, un clima semi-sagrado de silencio y disfrute intenso.

Feliz Día de las librerías, a todo esto.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Mujeres tan bellas

Existen mujeres guapas, mujeres sexys, mujeres espectaculares, mujeres que tienen un cierto je ne sais quoi que las hace irresistibles. Y hay mujeres bellas. Esa belleza clásica que solo se concibe en blanco y negro. Una belleza como, por supuesto, la de Audrey.

Todos conocéis a Audrey Hepburn. La princesa de Vacaciones en Roma, la misteriosa ausente que desayunaba frente a Tiffany's, media sonrisa enfundada en un vestido negro y un collar de diamantes. La mujer con la que se comparan el resto de las mujeres. Poca gente sabe que, además, fue la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA por la misma actuación: la princesa Anne. O que es una de los doce ganadores EGOT: personas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Pero esto seguramente no sorprenda a nadie: Audrey era una buena actriz y con veintiocho películas -y tan conocidas- en su haber, lo normal es que le tirasen reconocimientos por la calle. Todavía menos gente sabe que Audrey Hepburn se negó a ser imagen comercial de tantas marcas como se lo propusieron. 

Y lo que casi todo el mundo ignora es que Audrey Kathleen Ruston nació en Bruselas en 1929, que su padre era simpatizante del movimiento nazi y que durante la Segunda Guerra Mundial se dedicó a bailar en secreto para donar sus ganancias a la resistencia holandesa. Lo sufrido durante la guerra -curiosamente, era solo un par de meses mayor que Ana Frank: ambas tenían diez años cuando el conflicto empezó- arruinó sus posibilidades de ser primera bailarina en el ballet profesional y se dedicó a la actuación en su lugar. Pero desde 1955 y hasta tres meses antes de su muerte, Audrey colaboró con UNICEF apoyando causas como la desnutrición infantil y la lucha contra el SIDA.

Audrey Hepburn era una mujer muy guapa, sí. Pero además era una mujer bella.

El 9 de noviembre se celebra el día mundial de los investigadores. Y aunque ante la palabra investigador la imagen que nos viene a la cabeza es Doc, un hombre con los pelos locos y cara de estar pensando en cosas más importantes que nuestra triste realidad, lo cierto es que el 9 de noviembre es el cumpleaños de Hedy Lamarr.

Hedy Lamarr es conocida como la mujer más hermosa de la historia del cine, el primer desnudo femenino en una película comercial, el primer orgasmo de la gran pantalla. Actuó en treinta y seis películas, escapó de su primer marido tras ser casada contra su voluntad, renunció a protagonizar Casablanca y vivió una vida que hubiese ganado el Oscar el mejor guión.

Y además, Lamarr empezó a estudiar ingeniería a los dieciséis años, lo dejó por su carrera dramática y, durante el aislamiento al que la sometió su primer marido, retomó la carrera. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mujer más hermosa de la historia del cine desarrolló una tecnología de telecomunicación, el salto en frecuencia, que fue utilizado por primera vez en la Crisis de los Misiles de Cuba y que llevaría, con el tiempo, a la creación del wifi. ¿Cuánto le debemos a la mujer más hermosa de la historia del cine? ¿Y por qué no la conocemos como la más inteligente, la más ingeniosa, de la historia de las telecomunicaciones?

¿Cómo es posible que dos mujeres tan extraordinarias sean conocidas simplemente por su belleza?

Soy totalmente partidaria del mensaje "no necesitas maquillaje para ser guapa", pero me gusta todavía más saber que no necesito ser guapa para ser valiente, compasiva, empática, trabajadora, inteligente, ingeniosa, en definitiva, tan bella como estas mujeres tan bellas.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Palabras de distancia

¿Qué has aprendido esta semana?

He aprendido que quienes no aprenden de la historia están condenados a repetirla. Y de qué manera. Por suerte, siempre me han dicho que soy muy buena estudiante.

He aprendido que hay que irse para valorar lo que dejas atrás, y nunca había echado tanto de menos la Gran Vía, los teatros, el Mür café y ver toda mi ciudad desde el templo de Debod. Se me encoge un poco el corazón cada vez que mi profesor de teatro menciona un nuevo estreno, en Madrid, por supuesto. Por eso es tan necesaria la nostalgia. 

He aprendido que treinta y nueve días son suficientes para arreglarte y arruinarte la vida un par de veces, si los vives con la suficiente intensidad. Y yo, que venía buscando paz espiritual, descubro que al fin y al cabo, qué aburrido sería estar tranquila, tener las cosas claras y disponer de tiempo. Al fin y al cabo, Bruselas está a cuatrocientas palabras de distancia, si te inventas las horas.

Y tú, ¿qué has aprendido hoy?

jueves, 5 de noviembre de 2015

Sangre


-Te desmayarías si vieses las torres de Invernalia.
- ¿Qué es "desmayarse"?
-Cuando una chica ve sangre y pierde el conocimiento.
- ¿Por qué perdería el conocimiento una chica al ver sangre?
-Bueno... No todas las chicas son como tú.

La sangre del guerrero. La sangre del herido. La sangre de los valientes, de los héroes, de los que sacrificaron alma y cuerpo en la guerra. La sangre de los inocentes. Esa sangre que parece territorio exclusivo de los hombres, que debería escandalizar a una dama.

Y mientras tanto, a escondidas, la mujer se encarga de la sangre que no tiene gloria. La suya propia, la de sus hijos, la de los heridos que no tienen nombre y a quienes solo ellas vendarán, la de las enfermedades, la de las suicidas. Una sangre con tanta carga simbólica que es preferible ignorarla, a riesgo de no saber asumirla, controlarla y clasificarla.

Jardin fleuri
Mûres


Pousse


No puedes más que reírte cuando un hombre no cae en la cuenta de que, efectivamente, cualquier mujer ve más sangre en un año de la que, esperemos, verá él en su vida. Y lo peor es que les dejamos creérselo. O les dejábamos. Como tantos territorios vírgenes -a los ojos del canon-, hay que reclamarlo. Pasito a paso, poema a poema.

Necesito el feminismo porque no deben quedar ya territorios exclusivamente masculinos. Porque nunca han existido.


lunes, 2 de noviembre de 2015

De espíritus, muertos y otros fantasmas

¿Qué has aprendido hoy?

He aprendido que no se pueden hacer planes. No a largo plazo, eso por demás. Ni siquiera a medio. Ni siquiera para mañana. Que cuarenta minutos te dan la vuelta y lo cambia todo, y qué vas a hacer sino dejarte llevar. Que por sorprendente que parezca, puedes no saber lo que está pasando y que aun así te parezca bien.

He aprendido para qué sirve este master. La literatura, en general. Para leer la vida. Que al final, todo es discurso, y la verdad puede ser solo la historia que te cuentes antes de ir a dormir. La historia que les cuentes a otros antes de dormir con ellos. Todo son cuentos.

He aprendido que la melancolía hace tanta falta como la euforia, pero menos rato. Media noche, más o menos.

He aprendido a asomarme por la ventana, a no dormirme en el autobús y perderme las murallas, a salir de vez en cuando a respirar. Que no se puede estar toda la tarde encerrada teniendo balcón. He aprendido a mirar al cielo al ponerse el sol para ver a los pájaros negros y el cielo de tormenta.

Que hecha para besar, hay veces que muerde...
He aprendido, quizá con cierto retraso, que esta ciudad es muy mágica.