miércoles, 11 de noviembre de 2015

Mujeres tan bellas

Existen mujeres guapas, mujeres sexys, mujeres espectaculares, mujeres que tienen un cierto je ne sais quoi que las hace irresistibles. Y hay mujeres bellas. Esa belleza clásica que solo se concibe en blanco y negro. Una belleza como, por supuesto, la de Audrey.

Todos conocéis a Audrey Hepburn. La princesa de Vacaciones en Roma, la misteriosa ausente que desayunaba frente a Tiffany's, media sonrisa enfundada en un vestido negro y un collar de diamantes. La mujer con la que se comparan el resto de las mujeres. Poca gente sabe que, además, fue la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA por la misma actuación: la princesa Anne. O que es una de los doce ganadores EGOT: personas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Pero esto seguramente no sorprenda a nadie: Audrey era una buena actriz y con veintiocho películas -y tan conocidas- en su haber, lo normal es que le tirasen reconocimientos por la calle. Todavía menos gente sabe que Audrey Hepburn se negó a ser imagen comercial de tantas marcas como se lo propusieron. 

Y lo que casi todo el mundo ignora es que Audrey Kathleen Ruston nació en Bruselas en 1929, que su padre era simpatizante del movimiento nazi y que durante la Segunda Guerra Mundial se dedicó a bailar en secreto para donar sus ganancias a la resistencia holandesa. Lo sufrido durante la guerra -curiosamente, era solo un par de meses mayor que Ana Frank: ambas tenían diez años cuando el conflicto empezó- arruinó sus posibilidades de ser primera bailarina en el ballet profesional y se dedicó a la actuación en su lugar. Pero desde 1955 y hasta tres meses antes de su muerte, Audrey colaboró con UNICEF apoyando causas como la desnutrición infantil y la lucha contra el SIDA.

Audrey Hepburn era una mujer muy guapa, sí. Pero además era una mujer bella.

El 9 de noviembre se celebra el día mundial de los investigadores. Y aunque ante la palabra investigador la imagen que nos viene a la cabeza es Doc, un hombre con los pelos locos y cara de estar pensando en cosas más importantes que nuestra triste realidad, lo cierto es que el 9 de noviembre es el cumpleaños de Hedy Lamarr.

Hedy Lamarr es conocida como la mujer más hermosa de la historia del cine, el primer desnudo femenino en una película comercial, el primer orgasmo de la gran pantalla. Actuó en treinta y seis películas, escapó de su primer marido tras ser casada contra su voluntad, renunció a protagonizar Casablanca y vivió una vida que hubiese ganado el Oscar el mejor guión.

Y además, Lamarr empezó a estudiar ingeniería a los dieciséis años, lo dejó por su carrera dramática y, durante el aislamiento al que la sometió su primer marido, retomó la carrera. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mujer más hermosa de la historia del cine desarrolló una tecnología de telecomunicación, el salto en frecuencia, que fue utilizado por primera vez en la Crisis de los Misiles de Cuba y que llevaría, con el tiempo, a la creación del wifi. ¿Cuánto le debemos a la mujer más hermosa de la historia del cine? ¿Y por qué no la conocemos como la más inteligente, la más ingeniosa, de la historia de las telecomunicaciones?

¿Cómo es posible que dos mujeres tan extraordinarias sean conocidas simplemente por su belleza?

Soy totalmente partidaria del mensaje "no necesitas maquillaje para ser guapa", pero me gusta todavía más saber que no necesito ser guapa para ser valiente, compasiva, empática, trabajadora, inteligente, ingeniosa, en definitiva, tan bella como estas mujeres tan bellas.

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