sábado, 5 de enero de 2019

Queridos todos

Querido DosMilDieciocho, querido DosMilDiecinueve, querido blog... Hace casi un año que no nos veíamos. Y no ha sido despiste, no te creas: ha sido totalmente a propósito. Necesitaba saber si funcionábamos. Si tenía sentido seguir dedicándote tiempo, cuando a veces me cuestas tanto esfuerzo y me dabas, aparentemente, tan pocas satisfacciones. Cuando podría estar escribiendo un diario en un cuaderno y, quizá, me leería la misma gente. Teníamos que darnos un tiempo para darnos cuenta, o para dármela yo, de que a veces el roce no hace el cariño.

Porque este año me he descubierto muchas, muchas veces pensando qué entrada publicaría ese día, cómo celebraría un acontecimiento público o privado, qué querría que reflejase mi esquina de la red en aquel momento. Llevas conmigo muchos años y, aunque seamos solos tú y yo de la mano, parece que van a ser por lo menos algunos días más. 

Y por no faltar a las buenas costumbres, veamos qué fue del año pasado. Porque menudo año...

DosMilDieciocho me dio la oportunidad de seguir trabajando en mi primer colegio y acabar el curso inmensamente agradecida no solo por todo lo enseñado, sino por todo lo aprendido. Porque me llevo a esos niños para siempre. Porque he aprendido muchas cosas que quiero del futuro, y también muchas que no. Y porque además en septiembre he podido volver a empezar, con cole nuevo, niños nuevos y compañeras nuevas, y eso también es un regalo.

DosMilDieciocho nos volvió a recolocar ante la vida, porque nunca puedes dar por supuesto la seguridad, y a pesar del miedo, nos ha dado también esperanza y ganas de seguir luchando. Estos empujones pueden tirarte al suelo, pero también pueden ayudarte a mirar la vida desde otro sitio y a recolocar prioridades, alianzas, integridades. Creo que ha sido más lo segundo que lo primero... Aunque haya tenido también que levantarme alguna vez.

DosMilDieciocho me ha traído cuatro países y diez ciudades nuevas. Un viaje en solitario. Congresos, vacaciones, escapadas, un musical. Infinitas oportunidades para este culo inquieto, y ganas de seguir moviéndolo.

DosMilDieciocho me ha traído más tiempo y más formas de escribir. No tanto como yo querría -a lo mejor nunca sea suficiente...-, pero sí un paso más en el camino de llamarme escritora. Y personas con las que recorrerlo, que es algo que tanto echaba de menos... En DosMilDoce dejé de poder encontrarme con mi última tribu y solo puedo dar gracias a la vida porque, en un lugar tan diferente y con otras personas, he vuelto a encontrarla.

DosMilDieciocho me ha traído empezar un idioma nuevo, un idioma sin palabras que espero seguir practicando todos los días aunque cueste. Me ha traído formación en mediación, para ser mejor profesora. Me ha traído mucho trabajo (y menos del que debería) leyendo e investigando a mis escritoras, que es una familia que ha crecido mucho estos meses. Incluso me ha traído un libro de recetas que quiero hacer entero. En definitiva, me ha traído curiosidad y oportunidades de seguir aprendiendo.

Y sobre todo, DosMilDieciocho me ha traído amor. Paciencia, cariño, dolor, comprensión, tradiciones nuevas y antiguas, risas y lágrimas y ganas de seguir aprendiendo a querer como yo quiero, y como tú quieres.

Gracias por todo, DosMilDieciocho. Quizá porque tengo que resumirlo todo en una sola entrada, pareces más intenso y más lleno que otros.

Y a ti, DosMilDiecinueve, no te propongo nada. Solo le pido una cosa a los Reyes: que me sorprendan. Como cuando era pequeña. Y ahora, me voy a comer roscón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario