jueves, 12 de febrero de 2015

2. Descripción de una situación estática

"Un templo nuevo, rectangular, sin más historia que la que presencia cada día. A los lados del Cristo crucificado se abren grietas en la pintura blanca; las paredes están invadidas de humedad y de ese frío que se mete en los huesos y se hace fuerte. Es la misa de familias y los primeros bancos están llenos de niños y adolescentes, al fondo los ancianos que miran, unos sonriendo y otros con reprobación, las distracciones de los más pequeños. Sobre el altar, el pan y el vino esperando a que el sacerdote, con alba blanca y casulla verde, los atienda. “Y Jesús, la noche en que iba a ser entregado...”.
A la derecha, tres familias se arrodillan y agachan la cabeza, en solemne silencio. Algunos pequeños los imitan, protestando por lo frío y lo duro que está el suelo, riendo y empujándose unos a otros. Una de ellos, de pelo negro y sonrisa traviesa, le quita a su madre el pañuelo que ha dejado a su lado y gira, bailarina a destiempo, delante de los primeros bancos. Al fondo, todos los ancianos prendidos de las palabras del sacerdote. “Tomad y comed todos de él...”. Entre los abrigos de pieles y las boinas suaves, ablandadas por el uso, crujen las articulaciones cansadas y una respiración más forzosa que las otras. Una mujer, la mayor de la comunidad, apoya la frente en sus manos enlazadas y desde la silla de ruedas murmura con el celebrante. “Después, tomó el cáliz...”.
Junto al altar, en un círculo de sillas de madera desvencijadas e incómodas, un grupo con guitarras que, de pie, sostienen en difícil equilibrio sus instrumentos. Uno ajusta las cuerdas enredadas en el clavijero, ajeno a la consagración. “Lo dio a sus discípulos, diciendo...”.
Un bebé protesta y su llanto atraviesa el silencio. Pasos apresurados y la puerta que se abre y se cierra; el sonido llega ahora atenuado mientras su padre lo arrulla en el patio. Su hermano pide permiso para salir también, aburrido por la larga ceremonia, y su madre le pide un minuto de paciencia.
Haced esto en conmemoración mía”.
El sacerdote se arrodilla ante el cáliz y la patena y por un momento, se detiene el aire. La bailarina no gira, los ancianos no se acomodan, las guitarras sostienen sus cuerdas, niños y mayores pendientes del milagro. Y después de segundos que quizá sean años, el hombre, de pelo blanco a juego con su vestidura, se levanta.

Se incorporan las familias, suspiran los ancianos despegando las rodillas del suelo congelado. La madre ajusta la bufanda del niño y le deja salir a jugar, en el coro se preguntan unos a otros qué cantamos ahora. El momento ha acabado."

Para los que lo preguntáis, todavía no hemos empezado a corregir, así que no puedo aclararos qué pretenden exactamente estos ejercicios. Pero, para la próxima semana...

3. Descripción de una situación en movimiento. (Sugerencia: un museo, entrada y salida del metro, las taquillas de un cine...)

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