lunes, 7 de marzo de 2011

Die old.

Only the good die young.

Y es que es verdad. Si eres bueno y te quedas en casa, esperando que pasen las cosas, puede que tu cuerpo llegue a los cien años. Pero te irás limpio, con la experiencia de un recién nacido.

Por eso, prefiero ser mala. Prefiero caerme las veces que hagan falta y rasparme las rodillas como cuando tenía cinco años.

Que siempre me quejo de que todo me deja marca, eso ya lo sé.

Pero, si no tengo arrugas y patas de gallo, ¿cómo sabré que he reído? Sin cicatrices, ¿cómo sabré qué algo me importó tanto que me hizo daño? ¿Cómo les contaré a mis hijos cómo conocí a su padre, si no deja nada suyo en mí?

Prefiero ser mala. Y morir colmada.

2 comentarios:

  1. Seamos malos, no hagamos caso a Pepito Grillo, no atendamos a la llamada de nuestra madre... Eso son palabras de Tomás, así que amén, hermana :D

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