martes, 14 de mayo de 2013

Sacasó.

Ayer acabé los exámenes finales del segundo cuatrimestre de mi segundo año de carrera. Estoy ya en el ecuador, por tanto. Así que pensé que iba a ser un gran momento en mi vida, que iba a marcar un límite de algo. Que, vete tú a saber por qué, me iba a sentir diferente. Así que pensaba escribir una emotiva entrada sobre cómo la universidad me había cambiado la vida (que lo ha hecho) y cómo este va a ser el mejor verano de mi vida (que lo va a ser) y de todos los planes increíbles que tenía para celebrar el ecuador de mi carrera, ya que no parece que en mi clase se esté planeando ningún chupiviaje en amor y compañía.

Pero no.

Porque resulta que he acabado los exámenes y lo único que me apetecía era, salvando a un profesor, ir por todos los despachos de los impresentables que me han tocado en suerte estos meses y decirles que son unos pesados, unos inaguantables, unos profesores aburridos, monónotos y que, además, no tienen ni idea de lo que significa ser profesor. No han cumplido los horarios, no se han preparado las clases, por supuesto no han acabado el temario (que en segundo de carrera ni siquiera se haya nombrado a Tirso de Molina en clase, o que se ventilen a Góngora en dos horas...) Mire, señor mío, no estoy pagando semejante dineral para que usted se ría de mí en mi cara. No han examinado ni mucho ni bien, y las notas se han puesto claramente por favoritismos.

Pensaréis que estoy tan enfadada porque he suspendido. Pues no. De hecho, las notas que me han dado han sido muy buenas, y espero que las que me quedan por saber tampoco me decepcionen demasiado. Pero yo no estoy en la Universidad para sacar nota, no os equivoquéis. Estoy para aprender. Para que me desafíen intelectualmente, para que me estimulen, para que despierten mi curiosidad sobre todo lo que mi campo tiene que ofrecer. No estoy ni para hacer la pelota, ni para hacer el imbécil, ni mucho menos para echarme un pulso con cuatro impresentables que no quieren enseñar, sino una plaza fija en la que poder investigar. O tocarse el bolo, ahí ya no me meto.

Así que no, no hay entrada emotiva. Porque estoy muy, muy crispada con mis profesores de este cuatrimestre. Y porque, además, no se lo puedo decir a la cara. Así que, sin dar nombres -porque, ante todo, tengo educación, no como ellos-, simplemente les dedicaré este vídeo.


Sublime, Álvaro Carmona.

5 comentarios:

  1. Pues verás, no sólo lo que has escrito es algo tremendo sino que además, por tocar un poco más los cojones- que no está de menos- deberíamos hablar sobre toda esa gente que ha copiado en el examen de sintaxis, hablando por Whatsapp y cuya respuesta de la profesora fue: ''Chicos, chicos, por favor, desconectad los móviles''.

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    1. Oh, sí, eso fue mágico. Casi tanto como lo de "Piénsalo en casa, que ya te vendrá". Qué grandes momentos nos ha regalado esta asignatura...

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  2. esa clase de profesores, con los que te mandan mil prácticas, con los que te agobian con chorradas, con los que... vamos, lo que te queda, morena :P. La cuestión realmente es que pases de ellos y tú te saques lo tuyo como buenamente puedas y aprendas por tu parte. Porque siempre habrá gente deseando tocar los cojones, sacárselo todo en el modo fáicl y demás :P. Así que muchos ánimos, wizy pizy, porque lo vales. Xa-LFDM

    PD: podrías cambiar ya el blog de evil chu por el de www.lauralopal.blogspot.com ? Cosas de pijerio :P (y que evil lo abandoné ^_^)

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    1. Desde luego, tengo claro que lo único que voy a aprender en esta carrera es lo que yo quiera aprender, no lo que nadie me enseñe. Básicamente, porque casi nadie está enseñando. Peeero... No puedo evitar indignarme, aparte de dejarme los cuernos currando xD

      Cambiado. Fallo mío xP

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    2. naa, ya te entiendo, si te contara la cantidad de veces que he querido cargarme a mis compañeros de trabajo... vamos, lo de siempre :P. XA-LFDM

      PD: y muchas gracias ^_^

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