A veces, no se necesitan palabras.
De hecho, sobran.
Solamente una mirada. Un abrazo. Una caricia. Un beso. La sola presencia.
Querría poder estar allí y dártelo todo.
Pero a veces sólo se pueden dar palabras, aunque el cuerpo te pida silencio.
De hecho, sobran.
Solamente una mirada. Un abrazo. Una caricia. Un beso. La sola presencia.
Querría poder estar allí y dártelo todo.
La sola presencia.
ResponderEliminarCada día me queda más claro que muchas veces no hay palabras, que no son tan importantes. Y te lo dice la fuitura filóloga...