jueves, 28 de diciembre de 2017

Como decíamos ayer

Acaba el año y uno empieza a preguntarse qué hará el que viene, qué propósitos tiene, cómo mejorará como persona. Pero antes, creo que debo revisar el año pasado, o más bien, lo que quería conseguir al principio y si lo he conseguido.

Hay muchas formas de medir el éxito. Una es alcanzar los objetivos propuestos. Otra es darse cuenta de que los objetivos no eran realistas, o de que a pesar de las dificultades has hecho lo que has podido, y ese esfuerzo también es importante. También puede ser que las prioridades hayan cambiado, y lo que resultaba importante hace 365 días ya no lo sea, y ese permitirse cambiar y crecer quizá sea lo más importante de todo.

A pesar de todo, marqué unos objetivos muy concretos y mensurables a principios de 2017 y, ahora que acaba, quiero ver si los he cumplido. Y luego hablaremos de éxito.

  1. Cumplir el reto de los 50 libros: un año más, queda incompleto. Este año he leído 37 libros según mi página de GoodReads, aunque estoy segura de que alguno se me olvida, y quizá antes del domingo acabe el que tengo empezado. Igualmente, no me acerco a cincuenta. Este reto solo lo he completado dos años, durante la carrera, y quizá fuese porque me obligaban a leer diez libros en cada asignatura de literatura. Y aunque seguiré intentándolo, porque quisiera tener el orgullo de decir que he leído casi un libro a la semana en un año, en 2017 he leído cuento, ensayo, novelas desgarradoras que me han cambiado la vida, cómics maravillosos, e incluso libros que hacía diez años que ni tocaba. Numéricamente, ha sido un fracaso, y quiero leer más, pero he de decir que he leído muy bien este año.
  2. Leer todos los días: no. Ni un poquito. Y no puedo echar la culpa a los estudios ni al trabajo, porque muchas veces ha sido la pereza o el no saber qué leer. Y eso sí que lo considero un fracaso absoluto, porque lo último que debería despertarme la lectura es pereza.
  3. Visitar, al menos, un país nuevo: tampoco. He ido a Londres por tercera vez, y qué vez tan maravillosa, he hecho más kilómetros que en toda mi vida entre Granada y Madrid, he vuelto a Pirineos, pero ningún país nuevo. Eso tendrá que esperar, pero vendrá. Seguro que vendrá.
  4. Escribir un libro: no. Y esto sí que me duele y he de encontrar la forma de cambiarlo. Porque si mi prioridad es escribir, y cada cosa que surge desplaza el tiempo que tengo para escribir, entonces no es una prioridad. Y debe serlo, si quiero ser yo, si quiero crecer, si quiero darle una oportunidad a un sueño que me lleva persiguiendo desde los seis años. He escrito un cuento maravilloso, he pensado, me he movido, pero he escrito poco. Y eso es lo primero que debería estar haciendo.
  5. Encontrar un trabajo: sí, claro que sí, y mejor de lo que imaginaba. El proceso de búsqueda es horroroso, y me espera de nuevo en pocas semanas, pero el resultado es satisfactorio y emocionante y agotador y maravilloso. Y si lo he conseguido una vez, lo voy a conseguir todas las que hagan falta.
  6. Escribir tres entradas al mes: no, tres al mes no, pero si lo hubiese hecho tendría 36 entradas en el blog este año, y con la presente ya son 40. Marzo ha salvado el cómputo total de 2017, pero no la constancia, que es lo que quería trabajar. Tengo planes de ser más sistemática, pero también me pregunto si el esfuerzo y el tiempo que me lleva este blog no estarían mejor invertidos en otras cosas, quizá cosas que tengan más repercusión y me traigan más satisfacciones. Habrá que verlo.
  7. Tomar decisiones respecto a la tesis: esto sí que sí. Tengo tutor, tengo tema, estoy matriculada y en cuanto acabe de escribir esto, iré corriendo a escribir una comunicación para un congreso. Me muevo, y aunque no lo parezca es hacia adelante. Y aunque da miedo y vértigo y también cansa un poco pensar en otros cinco años empantanada en al universidad, estoy contenta.
Como veis, he cumplido tres objetivos y medio, puede que cuatro, de siete. Numéricamente, no es un triunfo. Pero he aprendido cosas, y he hecho muchas otras que no estaban en la lista. Sé que quiero ser más constante, sé las zancadillas que me pongo a mí misma, tengo planes de futuro y toda la incertidumbre del mundo, que viene con ellos. Acabo el año con la sensación un poco agridulce de que podría haber hecho más, pero también de que he hecho todo lo que podía con las cartas que me habían repartido.

¿Y ahora? Ahora, tengo que pensar siete objetivos nuevos para lo que viene de frente. El cuarto de siglo. Que no es ninguna tontería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario