jueves, 25 de octubre de 2012

So Filóloga

Cuando dices que estudias Filología Hispánica, a mucha gente se le afloja la sonrisa mientras dicen "Ah, qué bien, qué interesante, ¿no?". Otros son más directos, "Pues seguro que serás una profesora de lengua estupenda". Pocos, pero suficientes, son directamente desagradables: "¡Bienvenida al paro!".

No dejan de tener razón. La cosa está muy mal y, si no hay trabajo para la gente que hace cosas útiles, como ingenieros o arquitectos, ¿cómo lo va a haber para la friki que se dedica a hacer tesis sobre el sufijo -dor? Lo más sensato sería dejarlo, meterme a ADE o, mejor aún, a un módulo de electrónica o algo así, y ponerme a trabajar cuanto antes en las condiciones que me ofrezcan, por lamentables que sean, y encima dando las gracias. Porque no hay futuro para la juventud.

Pero, ¿sabéis qué? Que no tengo ni veinte años. que tengo futuro. Con un poco de suerte, décadas maravillosas están esperando a que las camine. Así que no pienso conformarme. Es ahora el momento de creer que en tres años me graduaré con buenas notas, haré un máster en edición y me iré a vivir fuera un tiempo -ojalá, Italia- para, al volver, tener vida suficiente como para escribir mil novelas. Y las escribiré y publicaré y viviré de mis libros, o de los de otros -quizá descubra al a próxima JK Rowling- mientras hago unos estudios interesantísimos que me llevarán, cuando ya sea muy mayor, a dirigir la RAE.

Es ahora, o nunca.

Porque no tengo ni veinte años, y no pienso hundirme ni conformarme. La juventud es mi oportunidad, y mi obligación, de soñar.


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