viernes, 3 de marzo de 2017

Feliz marzo, feliz mujer

¡Feliz mes de la mujer!


Sí, sí, lo sé. El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Pero febrero es el Black History Month en Estados Unidos, país que necesita desesperadamente más de un mes para aprender de su racismo pasado y presente, y siempre me ha gustado la idea de dedicar más de un día a los temas sobre los que más necesitamos aprender y mejorar. Así que cuando me enteré de que en algunos países se celebra durante todo marzo la importancia de la mujer, no he podido resistirme.

Llamadme feminista loca. Lo soy.

Este año, por suerte o por desgracia, parece que mi mes de marzo va a ser el más ocupado del curso, así que no creo que pueda escribir una entrada cada día (de hecho, ya voy con tres de retraso...), pero voy a intentar subir todas las que pueda. Aguantadme todo lo que podáis, también.

Quiero empezar con una definición breve y básica pero que me sorprende comprobar que algunas feministas actuales, abanderadas e importantes dentro del movimiento -por lo menos dentro del movimiento español y literario, que quizá sea el que más cerca me toca- no conocen:

interseccionalidad


Interseccionalidad significa simplemente reconocer todas las realidades que pueden influir en la experiencia de un determinado colectivo. Me explico: una mujer puede vivir discriminación no solo por su género, sino también por su raza, su orientación sexual, su clase económica, su religión o la religión del país en el que vive... El feminismo fue en sus inicios un movimiento blanco, heterosexual y de clase media. Una lucha contra los confortables campos de concentración. Y durante mucho tiempo estas mujeres han protestado por su desigualdad, sin darse cuenta de sus grandes privilegios, de que utilizaban la voz que estos les daban sin cedérsela a sus hermanas negras, a sus hermanas lesbianas, a sus hermanas transgénero, a sus hermanas pobres, a sus hermanas que morían, literalmente, por el hecho de ser mujeres en otro país, en otra cultura, en otro planeta.

Es tiempo de cambiar. Es tiempo de reconocer las dificultades que no ser blanca añade a ser mujer. Es tiempo de reconocer los prejuicios añadidos que sufren las mujeres que aman a otras mujeres. Es tiempo de ceder el micrófono, de acercarse a todas las realidades y no solo a la propia, es tiempo de que el feminismo no sea una moda adoptada por aquellas casi tan privilegiadas como los hijos predilectos del heteropatriarcado.

Es el mes de la mujer, amigas.

Felicidades.

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