Toda mi vida, me he considerado feminista. Y aunque he tardado bastante en comprender y definir lo que esta palabra implica exactamente para mí, lo cierto es que siempre me ha parecido de cajón que una mujer (y de hecho también los hombres) debería sentirse parte de un movimiento que lucha por la igualdad de derechos entre los géneros. Pero resulta que no. Que por muy de caja, de cajón o de cajonera que a mí me parezca, no lo es.
Me he encontrado un número alarmante mujeres que consideran que el feminismo es actualmente un "movimiento innecesario". Casi exclusivamente son mujeres blancas, heterosexuales, de una posición socioeconómica medio-alta, que viven en países desarrollados en los que derechos básicos como la educación o el voto ya han sido concedidos a la mujer. Qué casualidad. Evidentemente, a una mujer de estas características la sistemática objetificación sexual de la mujer en los medios de comunicación, la desigualdad de sueldo y oportunidades laborales, la violencia de género -no solo doméstica, sino estatal en países no tan afortunados como el nuestro- y la lista infinita de razones por las que el feminismo debería seguir vivo y en forma, no le afectan en su vida diaria.
Pero, en primer lugar, decir que no necesitas luchar por la igualdad de derechos porque tú (crees que) ya la tienes es lo mismo que decir que te da exactamente igual el resto. Es decir que el calentamiento global no existe porque tú tienes que ponerte rebequita en las noches de agosto.
Y en segundo lugar, es no haberte parado a pensar porque, con absoluta certeza, el patriarcado te afecta. Quizá no en tu vida diaria, pero sí en tu existencia, seas mujer, hombre o cualquier variación subsecuente. Nuestra sociedad se construye sobre la noción de que el hombre es mejor, más importante que la mujer, y es imposible que vivir en una sociedad de estas características no te afecte.
Nunca he podido explicar a estas mujeres, de forma comprensible pero exhaustiva, todas las razones por las cuales ellas y yo necesitamos el feminismo, a riesgo de ser considerada la feminazi de la habitación. Por ello, inicio en este blog una sección, Necesito el feminismo por..., en la que cada miércoles intentaré, sin parecer una exagerada y una loca, explicar una de esas razones.
Y tú, ¿necesitas el feminismo?
Rosie the Riveter, 1943 |
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