He descubierto últimamente que para mí están muy claras pero, sin embargo, hay gente que no entiende. O no sabe, directamente.
La primera es que soy una persona de extremos: o amo u odio. La indiferencia para mí es directamente que no existas. De muchos de mis compañeros de clase, y estoy en tercero, no me sé ni el nombre. Pero si existes para mí, si te dejo entrar en mi vida, no me das igual, te lo aseguro. Y además, es muy fácil hacerme pasar del odio al amor. Juzgo rápido pero no tengo problema en admitir que me equivoco -porque lo hago mucho- y cambiar de idea respecto a las personas que se lo merecen. Sin embargo, no es tan fácil para mí pasar del amor al odio. ¿Por qué?
Por la segunda cosa que hay que saber de mí: tengo muy buena memoria para las cosas pequeñas. Puede que se me olvide la fecha de la Primera Guerra Mundial, pero acumulo un millón de detalles, de asociaciones con todas esas personas a las que quiero. Ese es su libro favorito, aquí me besó, allí celebramos su cumpleaños, hablamos de aquel tema cuando comimos aquí... Y una vez las tengo dentro, es casi imposible sacarlas. La fecha de cumpleaños, el color favorito, las canciones que me regaló... Puedo pelearme contigo, podemos dejarnos de hablar, puedo incluso echarte de mi vida voluntariamente (It's a self preservation thing, you see?) pero este tipo de detalles van a seguir viniéndome a la cabeza cada vez que lea ese libro, o coma esa comida, o escuche esa canción. O todas las canciones.
Parezco una persona fría y hasta distante, lo sé, porque no sé expresar mis sentimientos y los momentos emotivos me incomodan. Soy tímida, soy cínica y me da miedo ser poco apropiada, así que normalmente lo soy. Pero tengo una incapacidad de olvidar que también me incapacita para no querer.
Sólo quería que lo supiéseis.
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