¿Qué tres cosas has aprendido esta semana?
He aprendido que, igual que las puñaladas, los mejores regalos llegan por la espalda. Por eso hay que dejar de mirar hacia atrás, desconfiado, y abrirse. Abandonarse. Confiar en que todo saldrá bien y este año, bajo el árbol, no habrá carbón.
He aprendido que la poesía es el regalo que me hizo mi padre. La música, el de mi cuñado. Las películas tienen distintas procedencias, todas importantes. Y las noches son el regalo que me ha hecho esta ciudad, con sus nieblas, con sus dudas, con el sí inevitable que llega de madrugada. Soy animal nocturno obligado a vivir de día, y Salamanca me ha devuelto mi hábitat natural.
He aprendido que la confianza es más fácil perderla que ganarla, pero cuando la tienes, hay que agradecerla. Hay que atesorarla. Porque en los caminos de doble vía, la gente suele encontrarse en medio y, por experiencia, en las encrucijadas se cuentan secretos. Qué afortunada soy de poder guardar los tuyos, de dejarte ver aunque solo sea una esquinita de los míos. Qué regalo, poder caminar contigo desde hace tantos años y poder verte crecer.
Y tú, ¿qué has aprendido?
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