Esta semana he aprendido que para hablar de la vida, solo hacen falta los ojos adecuados.
He aprendido que hay decisiones muy fáciles y decisiones muy difíciles, y las fáciles no son necesariamente divertidas, ni poco dolorosas. Pero son fáciles, y eso al menos las pone por delante de las imposibles. Las decisiones fáciles son las que cierran heridas, las que abren caminos, las que duelen aunque sonrías, o porque sonríes.
He aprendido que la historia se repite, y quienes no la conocen están condenados a repetirla. Pero a veces, la historia hay que repetirla, una y otra y todas las veces que se pueda. Hace quince años mi hermana me llevó a ver la película de mi vida, y el viernes yo hice lo mismo con su hija. La vida tiene estas cosas tan raras.
Y tú, ¿qué has aprendido esta semana?
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