El beso de amor verdadero. Ese beso que despierta a los durmientes, devuelve voces, transforma a la rana en princesa y hasta resucita de la misma muerte. Ese beso que es, o solía ser, el objetivo final de todas las princesas Disney. Pero aunque todas seamos princesas -sí, sí, hasta vosotros, hombretones, sois princesas de vuestro propio cuento-, Disney nos ha mentido vilmente.
Ni el primer beso tiene por qué ser perfecto ni de amor, ni tu príncipe azul tiene por qué salvarte, ni todos los finales son felices. Las cosas que no se han hecho nunca suelen salir regulares, el hombre de tu vida quizá esté ahí solo para acompañarte y, aunque hay que esperar lo mejor, no está de más prepararse para lo peor. Os puede parecer una mentira, pero la vida es mucho más complicada de lo que las películas de Disney nos dejan ver.
Pero, y aunque esto me ha costado aprenderlo, lo importante no es tener tu final feliz. Lo importante es seguir intentándolo.
Creo que en realidad el mensaje que intentaban transmitir era algo parecido a: "si hay una mínima posibilidad de conseguir ese final feliz, hay que intentarlo". Algo así como el mito de Pandora y la caja y la esperanza. Solo que los cuentos, y posteriormente Disney, se adueñaron de ello y se quedaron sólo con el objetivo romántico pasteloso, en el que, además, la princesa tiene que esperar a que la salven y hagan todo por ella (no vaya a ser que de repente sea una persona útil y las niñas empiecen a pensar que sirven para hacer algo más que ser bonitas)
ResponderEliminarPor suerte eso ya está cambiando con las nuevas películas. Y, espero de verdad, que también vuelva el mensaje original y no sólo el del beso de amor verdadero.