Creo que he encontrado mi día favorito del año. No es mi cumpleaños (aunque le sigue de cerca). No es Nochevieja. Y desde luego, este año menos que nunca. No es el que me dan las vacaciones.
Es el día de Reyes.
Ayer mi sobrina me preguntó cómo era el seis de enero cuando era pequeña. Y recordé ese nerviosismo, ese no dormirme pero no levantarme, por si les pillaba poniendo los regalos, y despertarme con el sol e ir a saltar encima de mis padres para ir todos juntos a abrir los regalos. Y mi padre haciendo fotos mientras mi hermana y yo, con pelos de locas y las gafas y el pijama abríamos regalos. Y los gritos de alegría y las gracias dichas a nadie, a esos magos que, no sabías cómo, adivinaban todo lo que llevabas queriendo todo el año. Aunque no hubieses sido tan bueno como deberías. Nunca he sido tan buena como debería, he de confesarlo.
Los Reyes también han venido este año, aunque la casa estuviese casi vacía. Se me olvidó dejarles turrón, pero no se me han quejado. Eso es porque ayer fui a ver a Baltasar, con el frío y el tener que estudiar y el sueño. Fui a verles, después de tanto tiempo. Por eso no se me han quejado por el mal recibimiento, y he tenido más regalos de los que podía esperar.
Me encanta el día de Reyes. Incluso el roscón, ese invento infernal con fruta escarchada. Volver a ser niña, aunque sólo sea por un día. Y una noche, que me la paso preguntándome si habré sido tan buena como debería. Aunque sé que no.
Y vosotros, ¿habéis sido buenos?
PD: Balta también me ha dejado esta canción en casa, para vosotros. Parece que algo buenos sí que habréis sido :)
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