jueves, 16 de agosto de 2012

II. La reina del baile.


Sola. Lejos de todo el mundo, como siempre. Así era el éxito, solitario y dulce. Sonrió a su reflejo y al de su amiga. Su amiga, que no la sonreía. Su amiga, que respiraba poco y a empujones. Su amiga, que de pronto la agarró del vestido y la golpeó con fuerza. Una, dos, tres veces. Cuatro veces, nuca contra porcelana. Ganó el frío y la sangre, ensopándolas.
La observó. Con ira. Con desprecio. Con dieciséis años a su sombra crispándole la sonrisa. Cogió un rizo rígido, empapado de escarlata.
–Que pongan una corona ahora en esa cabeza tan bonita…

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