sábado, 27 de agosto de 2011

GIH16: Twitter.



Recientemente, volví a Twitter. De momento, leo y retwiteo (quienes no estéis familiarizados con los términos, instruíos vosotros mismos, tengo prisa) pero, dado que ya empiezo a enunciar mis pensamientos en breves frases de no más de 140 caracteres, pronto volveré a publicar cosas. O no. Ya veré. Pero de momento me gusta ver las rayadas mentales de genios como Ángel Martín, Goyo Jiménez, Dani Rovira, Álvaro Carmona, elbicharraco o Lord Voldemort (juro que no estoy loca, ¡buscadle!), las cosas tiernas de Dani Martín o de Ricky Rubio y demás cosas. Twitter está muy bien cuando sigues a famosos porque, si lo hacen lo suficientemente bien, te crees que les conoces y todo.

Sin embargo, en este tiempo he observado que hay tres tipos básicos de usuario de twitter. En mi opinión, uno es correcto y los otros dos merecen morir. 

El tipo correcto de usuario (o el que me gusta a mí, no voy a ser tan categórica) twittea con moderación, ni mucho ni poco. Se ajusta a los caracteres que le dan (esto es importante para el tercer tipo de usuario, retened este dato). Si tienes suerte, es ingenioso, gracioso, inesperado y hasta se entera de lo que pasa en el mundo y lo comenta. Si no tienes suerte, es un poquito moñas o cansino, y si no es famoso te cuenta su vida. Pero incluso estos no son demasiado sufridos.

El segundo tipo de usuario, al que yo asesinaría brutalmente después de hacerle escuchar entero el disco de Justin Bieber (insértese aquí cualquier otro tipo de aberración musical, no discrimino), es el BañoTwitter. Es decir, el que tiene Internet en el móvil, pasea el portátil por toda la casa o ni siquiera se levanta de la mesa del ordenador. Y de paso, te cuenta su vida, desde que se despierta y se quita las legañas, pasando por el desayuno, la visita al baño, las veces que se ha mordido las uñas, cuántas moscas han entrado por la ventana y la música con la que le obsequian los gitanos de abajo. TODO. Todos los detalles de su vida íntima y pública, y lo que es peor, fisiológica, están colgados en la red. Todos los comentarios que se les ocurren sobre la película que están viendo, el libro que están leyendo o la nube con formas graciosas que están viendo, acaban automáticamente en Twitter. Es como el típico amigo pesado que te llama tres veces al día para darte el parte, pero por Internet. Precioso.

Y el tercer usuario es el que no se ha enterado muy bien de qué va Twitter, pero lo usa igual. Suelen ser escritores, periodistas o pseudosabios a los que les gusta hablar mucho y bien y, claro, los 140 caracteres de un tweet se les quedan cortos. Pues usan más. Y en un momento te pueden echar un discurso de dos páginas divididos en miniparrafitos de dos frases. A estos usuarios, con todo mi cariño, les recomendaría que cultivasen el noble arte del resumen o, aun mejor, el de no utilizar las nuevas tecnologías y limitarse al papel, que es lo suyo.

Y sin más, me despido. #TwitterOff.

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