Tenían razón, ¿sabéis? Todos ellos. Los de "Tómate Bachillerato menos en serio", los de "Selectividad es una tontería", los de "Duerme ocho horas", los de "Haz deporte a diario", los de "Da gracias por el cansancio". Todos ellos. Mi soberbia y yo agachamos la cabeza, porque soy cabezota, pero por lo menos, cuando tienes razón te la doy. Y la tenían.
Tenían razón los que decían que hay que escribir todos los días. Bueno, malo, regular. Escríbelo y léelo una semana después como si fuese de otro. Quizá te lo quedes, quizá lo borres. Pero escribe. Que la inspiración te pille trabajando. Lleva siempre un cuaderno encima, porque no sabes en qué esquina te espera un verso. Nunca avisan. No corrijas justo al acabar de leer: no te gustará nunca. Espera. Aprende. Lee a los mejores. Menos es más, excepto cuando más es más.
Y me alegro de poder darles la razón. Me alegro de estar cansada, de dormir (casi) ocho horas a pesar de acostarme de madrugada por quedarme escribiendo. Me alegro de que me pase a diario. Por primera vez en veintiún años, me creo que acabaré esta novela. Nunca es tarde para estas cosas.
Gracias a Dios, tenían razón.
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