Bueno, sí, qué coño.
Que a aquel (seguramente majísimo señor, buen profesor y mejor persona, marido de una señora igualmente admirable y padre amantísimo de tres niños adorables) gilipollas que inventó el madrugar, las ocho asignaturas que tengo, el meter tanto temario que no da el celebro para aprendérselo, en el curso más corto, la necesidad de estudiar, los controles, los parciales (dios mío, los parciales... Los parciales me dan para una entrada entera, ya llegará), los exámenes de evaluación, las recuperaciones, los exámenes finales, lo que viene siendo evaluar al estudiante al fin y al cabo con este método tan inútil como estresante, las extraescolares, los amigos, la familia, las demás relaciones amistosoafectivas que infestan el alma humana (y más la adolescente), las artes, las ocho horas diarias de sueño (já! Me río en la cara del insomnio), las citas médicas, la burocracia, el estar mona o por lo menos presentable y por último, pero por supuesto no por ello menos importante, LA SELECTIVIDAD...
A este señor, decía, le tengo que recomendar que todas estas invenciones suyas se las meta por semejante sitio.
Ahora sí, Señoría, nada más que añadir.
*muere* XDDDDDD
ResponderEliminarDios, no podía estar más de acuerdo contigo jamás. Grande la entrada, grande *_____* XDDDD
Cuando pases ese curso, ya serás una mujer hecha y derecha :) Mientras tanto no. Hoy nos han mandado oooooooooooootro trabajo en la universidad y le he dicho a la profesora: ¿Sabes? Me siento como si estuviera estudiando para Selectividad.
ResponderEliminarGracias por los ánimos. ¬¬ Empiezo a pensar que los de 1º no deberíamos relacionarnos con gente de 2º...
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