Y es que es verdad. Si eres bueno y te quedas en casa, esperando que pasen las cosas, puede que tu cuerpo llegue a los cien años. Pero te irás limpio, con la experiencia de un recién nacido.
Por eso, prefiero ser mala. Prefiero caerme las veces que hagan falta y rasparme las rodillas como cuando tenía cinco años.
Que siempre me quejo de que todo me deja marca, eso ya lo sé.
Pero, si no tengo arrugas y patas de gallo, ¿cómo sabré que he reído? Sin cicatrices, ¿cómo sabré qué algo me importó tanto que me hizo daño? ¿Cómo les contaré a mis hijos cómo conocí a su padre, si no deja nada suyo en mí?
Prefiero ser mala. Y morir colmada.
Por eso, prefiero ser mala. Prefiero caerme las veces que hagan falta y rasparme las rodillas como cuando tenía cinco años.
Que siempre me quejo de que todo me deja marca, eso ya lo sé.
Pero, si no tengo arrugas y patas de gallo, ¿cómo sabré que he reído? Sin cicatrices, ¿cómo sabré qué algo me importó tanto que me hizo daño? ¿Cómo les contaré a mis hijos cómo conocí a su padre, si no deja nada suyo en mí?
Prefiero ser mala. Y morir colmada.
Estoy de acuerdo :)
ResponderEliminarSeamos malos, no hagamos caso a Pepito Grillo, no atendamos a la llamada de nuestra madre... Eso son palabras de Tomás, así que amén, hermana :D
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