domingo, 28 de abril de 2013

Hablemos claro.

Como estudiante de la lengua, me han enseñado a conocer y respetar mi idioma, y me han inculcado el deber de usarlo con tanta precisión como me sea posible. Por ello, me parece indignante e indigno llamar a un escrache un acto de terrorismo, un acto violento, una situación que provoca miedo, estrés, angustia o impotencia.

Digo esto, ojo, desde el no estar de acuerdo con los escraches. Toda protesta pacífica y motivada por una causa justa merece mi respeto y admiración; pero también merece mi respeto la intimidad de una persona, su derecho a separar la vida privada de la profesional y, sobre todo, el derecho de su familia, de sus hijos, a vivir al margen de la vida pública de ese señor o señora que resulta que es ministro. Creo que un niño no tiene la culpa de las actividades de su padre y, por tanto, no merece cargar con las consecuencias de las mismas. Creo que protestas de este tipo ante cualquier institución pública son necesarias y deseables; pero el escrache por definición invade la vida privada de los políticos y, por eso, no estoy de acuerdo.

Pero tampoco estoy de acuerdo con el victimismo de los que los sufren, ni con sus palabras apocalípticas. Porque acto terrorista es el asesinato, la tortura, la extorsión, no la protesta por una causa justa, que clama al cielo; violencia es ser expulsado de tu casa con lo puesto, y que tus padres, que te avalaron, sean también echados a patadas; miedo es no saber hasta cuándo conservarás tu beca, tu trabajo, tu casa; estrés es saber que este mes, tus hijos no tendrán lo suficiente para comer; angustia es que, aun viviendo en la calle, tengas que seguir pagando una hipoteca que, obviamente, no puedes permitirte; impotencia es saber que no puedes hacer nada y que lo poco que puedes hacer, como manifestarte en un escrache, seguramente no servirá para nada.

Entiendo que no debe ser una situación agradable tener el grito de todos los deshauciados en la puerta de tu casa. Entiendo que no es una fiesta que te hagan responsable de esta situación desesperada. Pero es infinitamente más desagradable ver cómo se manipula la realidad a través de palabras tan importantes, tan cargadas de significado y emotividad como violencia, miedo, estrés o impotencia.

Es verdaderamente desagradable.

lunes, 15 de abril de 2013

Os presento a... Rafael.

No sé si alguno estaba despierto ayer a la una de la mañana. Yo sí. Y me dio por ir al salón y quedarme a ver Tú sí que vales, un programa que normalmente no me gusta mucho. Y asistí a un momentazo televisivo que debería haberse emitido en prime time. Por eso, hoy os presento a...

Rafael Turia

Don Rafael no encaja exactamente en esta sección, porque -al parecer-, sí es conocido dentro de su profesión. A mí no me sonaba de nada, pero el mismo Risto se confesó conocedor y admirador de su trabajo como locutor. Este hombre grabó discos, trabajó en la radio y, entre otras cosas, le puso voz a Gazpacho, la piña andaluza de los Fruitis. Entrañable.

Pero no se ha ganado una entrada en mi blog por ninguno de sus logros profesionales, sino por su último proyecto, el que le llevó a presentarse a TSQV: Material sensible. Una web en la que presta su extraordinaria voz, dicción, ritmo, a la poesía. Ayer, don Rafael hizo que la palabra fuese reina, por un momento, de Tele5. Y me refiero a la palabra; no a los gritos, la chabacanería y el sensacionalismo que son marca de esta cadena.

No sé si sois conscientes de la emoción que a mí me supuso escuchar poesía en la televisión. No sólo escuchar poesía, sino verla valorada. Tuvo un 100% de votos positivos. 

No he conseguido encontrar el vídeo de su actuación de ayer (buscaría en la web de T5, pero yo ahí no entro, por lo que pueda pillar...), pero os dejo el vídeo de la poesía que leyó y, más arriba, el enlace a su web. Si queréis saber lo que es una poesía bien leída (y no tenéis a mano a mi papá... Un día os contaré cómo lee la poesía mi papá), os recomiendo que conozcáis a don Rafael.

La poesía es un arma cargada de futuro

viernes, 12 de abril de 2013

Os presento a... Pilar.

Hoy me gustaría presentaros a...

Pilar

Pilar es profesora de latín y traductora de italiano y francés. Tiene un marido y un hijo maravillosos, un despacho lleno de libros y un total anonimato en la sociedad, como muchos de nosotros. Pero Pilar es extraordinaria.

Todos los años, Pilar conoce a su nuevo grupo de humanidades que, como ya sabéis, no suelen ser muy numerosos. En mi caso, éramos catorce. Doce chicas y dos chicos. Éramos la rama más pequeña del instituto y compartíamos con los de sociales a nuestra tutora. No hablaré mal de esa mujer, porque no es el objetivo de este blog, pero sólo diré que no cumplió de ninguna manera sus funciones como tutora, profesora o persona con nosotros. Pero Pilar nos acogió bajo su ala como una gallina clueca. Nos convirtió en las mujeres de un sólo romano (César, el único que nos gustaba traducir). Nos habló de ópera, de arte, de Italia, de sus traducciones. Nos hizo un tiramisú humanístico en su casa -ahí fue cuando me empezó a gustar el tiramisú. Nos leyó poesía cada día, al principio de clase, durante todo un curso. Nos trajo a Salinas. (Si me llamaras, sí, si me llamaras...)

Pilar fue la persona que, mientras mi profesora de lengua se dedicaba a machacarme, me sostuvo firme y me demostró que no es necesario tener una buena profesora para que te guste una asignatura. Fue la que me dio el cursillo de Selectividad y, en tres clases, reparó lo que esa señora había destrozado durante dos años. Fue la persona que me consoló cuando no conseguí la Matrícula en bachillerato y me recordó cuáles eran las cosas importantes. Fue la que me enseñó latín, pero también lengua, filosofía, arte, música. Vida.

Ella es la persona que nos mantuvo unidas. A las mujeres de un solo romano. A las humanísticas. La que me hace volver al instituto, aunque había jurado no volver.

No sé si vosotros estaréis contentos de conocerla. Yo, desde luego, tengo que dar gracias por ser de letras.

Ahí está, en el centro de sus alumnos, con un vestido azul y sosteniendo el cuaderno que le regalamos.

miércoles, 10 de abril de 2013

Ser alguien. Os presento a...

Hay una cosa que me parece evidente. Todos queremos ser alguien. La frase "No eres nadie" no tiene otro objetivo que alejar, enfadar, herir. Pero, sin embargo, no es tan evidente qué significa exactamente "ser alguien". Muchos pensarán que es ser una autoridad en tu campo, ser conocido y respetado, ganar mucho dinero, pasar a la historia o ser muy importante. Aunque, claro, lo de ser importante tampoco es un concepto universalmente reconocido.

Podría escribir páginas y páginas acerca de qué significa para mí ser alguien, ser importante. Pero igual que el movimiento se demuestra andando, la importancia y grandeza sólo se pueden definir por modelos humanos. Así pues, me gustaría presentaros a una serie de personas que son alguien. Personas que no son conocidas ni reconocidas especialistas, ni ganan mucho dinero ni pasarán a la historia. Personas extraordinariamente importantes.

Hoy, me gustaría presentaros a...

Marisol

Marisol es la mamá de Santi. Y Santi es un niño boliviano que vivía en el Hogar. Y el Hogar es un lugar al que van a parar los niños perdidos de Chochabamba; los niños que no tienen padres o cuyos padres no pueden ocuparse debidamente de ellos. En el Hogar, estos niños encuentran seguridad, cama, comida, educación y cariño, muchísimo cariño. Pero, como todos los que tengáis hermanos sabéis, no es lo mismo tener a tus padres para ti solo o compartirlo con más gente. Los trabajadores del Hogar son personas maravillosas que quieren a estos niños todo lo que se puede querer a un niño, pero no son sus padres.

Marisol conoció a Santi hace tres años, un bebé recién nacido con muchos problemas. Este año, Marisol se ha mudado a Bolivia, para poder convertirse en la mamá de acogida de Santi y, en unos años, adoptarle. En cuatro meses, a Santi le ha crecido una enorme sonrisa que antes no estaba. Santi ha encontrado una nueva familia, una nueva casa, incluso un nuevo colegio. Para más detalles, podéis leer aquí.

A Marisol no la conoce más gente que la que conoce normalmente a una persona. Nadie escribirá su nombre en los libros de historia. Pero, como comprenderéis, Marisol es tremendamente importante.

Y me alegro de que la hayáis conocido.


sábado, 6 de abril de 2013

As You Are

Nací hace poco más de veinte años. Hace exactamente diecinueve años, se suicidaba Kurt Cobain. Compartimos el mundo trescientos setenta y un días.

Y sin embargo, cuando él llevaba dieciocho años bajo tierra, yo le descubrí. Una canción tras otra, sin ponerle cara, sin ponerle nombre, hasta que caí en un Unplugged de la MTV. Y me di cuenta de que el tal Cobain, ese drogadicto, ese modernito, ese suicida estúpido, el único al que conocía en aquel momento del club del 27, era más. Era la persona a la que llevaba toda una tarde escuchando, encerrada en mi cuarto, dejando que me reconstruyese.

No conocí a Kurt. Ni siquiera compartimos el mismo aire más de un año. Pero le siento cerca, creo a veces que le conozco, porque nos dejó, me dejó, su música.

Puede que esté sobrevalorado. Puede que su físico y su actitud ocultasen que su música era auténtica basura. Puede ser. No soy objetiva. Pero dado que yo me enamoré de su música antes que de sus ojos azules, me perdonaréis que no me lo crea. Y que lamente que, por una bala, hoy no pueda gastarme un dineral en ir a verle en directo.

Disfrutadle. Yo lo hago a diario.

Come as you are
As you were
As I want you to be
As a friend
As an old enemy...